LA TRIBU
Atriles
Ensaya el cielo el añil en cualquier tarde de enero y hay tortas por ser primero en colocar un atril
Recita de carrerilla, como recitábamos en la escuela primaria los límites de España y la tabla de multiplicar, los tres meses del año que para él son la vida: «Febrero, marzo y atril…» No, no es errata, él a abril lo llama atril, porque si en abril no hay un atril puesto esperando folios y romances incluso de siete y nueve sílabas, rimas consonantes o rimas al ya te veré, es porque acaban de recoger las pastas de un pregón anterior. Sevilla tiene su Feria de Abril y su Cuaresma de Atril, de atriles. Hay muchachos que no han cumplido veinte años y ya han cumplido veinte atriles, y menos jóvenes que ya tienen encima cuarenta o cincuenta atriles: «Ese que va por ahí, así como lo ves, tan joven, ha cumplido ya sesenta atriles…» Sobran atriles, menos mal, donde apoyar los miles y miles de páginas de pregones que se posan para echar a volar en la voz del pregonero. No me explico por qué la industria juguetera no ha pensado en la Sevilla primaveral y aun pre-primaveral (o sea, invernal y aun otoñal) y ha fabricado atriles pequeños, atriles infantiles, para que los Reyes Magos los regalen a aquellos niños que apuntan maneras de pregonero o de presentador, que hay presentadores que se llevan hablando más tiempo que el pregonero. ¿No les compran tambores pequeños y forman bandas? ¿No organizan procesiones con los pasitos de las Cruces de Mayo, y hasta los de abajo se colocan su costal y el que manda se pone chaqueta azul? ¡Pues échenles atriles a los niños que tengan facundia cofrade! Atriles y manuales de rimas consonantes, para que los niños sepan pronto que subterráneo rima con momentáneo, palma con alma, con calma y con enjalma, San Pedro con Molviedro, San Roque —no se equivoque— con toque, y, aunque no hayan caído, esperanza con tardanza, Sevilla con canastilla y río con frío… Aunque haya quien sostenga que Esperanza rima con Pureza y con Arco, y lleve razón.
Atriles. Dadme un punto de apoyo —para estos folios— y moveré el mundo… cofrade. Atriles. Y manual de rimas asonantes: tarde con carne, y con sangre, y con pases… Febrero, marzo y atril. Y vuelvo porque le toca a mi sangre, que dirán muchos. Ensaya el cielo el añil / en cualquier tarde de enero / y hay tortas por ser primero / en colocar un atril. Lluevan atriles. El atril como regalo, y no sólo del mencionado de los Reyes Magos; regalo de atril, porque el sevillano, tarde más o tarde menos, tire por donde tire y crea o no crea, acabará dando —como poco— un pregón, y así como estrena pastas para el pregón, chaqué y en ocasiones marcha procesional, que estrene atril, y que no tenga que andar de prestado, hombre...
