LA TRIBU

Asombros

Para el niño, septiembre es eso: la escuela, un vivo escaparate donde va descubriendo, poco a poco, los asombros

"El niño vuelve al país de muchos asombros, la escuela" ABC
Antonio García Barbeito

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Ya te habían comprado los libros para el nuevo curso, y es posible que la maleta ya no fuera aquella de hule con varios cortes, rajas por donde se perdían gomas de borrar y lápices. Siempre recordarás el poco —el nulo— entusiasmo que sentías al abrir el libro de aritmética, y lo mucho que celebrabas el de ciencias naturales y los versos —casi todos pertenecientes a alguna fábula— que sobresalían en el libro de lectura. La escuela era, a primeros de septiembre, un asombro editorial y una novedad de bolígrafos, lápices de colores y quizá un nuevo palillero y un plumín, pico de pájaro con el que tendrás que aprender a organizar los granos de la palabra escrita, y un papel de secante, que, ay, torpeza, seguro que se te derramará la tinta al mojarla en el tintero de porcelana que hay en la banca, metido en un agujero. Y a forrar libros. Quizá fue ahí donde descubriste tu proverbial torpeza manual, al forrar los libros. Un desastre. Septiembre empezaba a ser y la escuela esperaba como una prueba, superior a la del año anterior, que tendrías que superar si querías ser alguien, que si no aprendías siquiera a leer y escribir y las cuatro reglas, ya sabes lo que indicaban los hombres de la tribu: «A guardar cochinos.»

El niño vuelve al país de muchos asombros, la escuela. Para ti fue asombroso descubrir —eso decía el maestro— que antes de pe y be se escribía siempre eme, y que Guzmán el Bueno prefirió que mataran a su hijo antes que entregar la plaza de Tarifa, y que Jesús dio de comer a una multitud multiplicando unos panes y unos peces, y la hache es una letra muda, y… En la pared, los mapas. Los mirabas y tratabas de hacerte una idea de cómo era España, y aun Europa, porque asumir los otros continentes no era fácil. Descubriste que el Guadalquivir nace en Cazorla, y aprendiste que «España limita al norte con el Mar Cantábrico y los Montes Pirineos, que la separan de Francia…» Te sorprendió descubrir que la palabra «esdrújula» era esdrújula, como aguda era «canción» y llana era la palabra «palabra». Un asombro. Del puerto de Palos salió Colón al mando de tres carabelas que la historia escribió en mayúsculas. Tres Carabelas. Por cantada, te gustaba la tabla de multiplicar; como por curiosa te gustaba la prueba del 9. Y te asombró saber que en el firmamento todo es una danza de planetas, satélites, estrellas… ¿Que la tierra no es plana? ¿Qué es como una naranja y siempre se está moviendo en dos movimientos que se llaman de rotación y de traslación? ¿Síiii…? Igual que ayer. Para el niño, septiembre es eso: la escuela, un vivo escaparate donde va descubriendo, poco a poco, los asombros.

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