LA FERIA DE LAS VANIDADES

Los amos del cortijo

Andalucía es un cortijo posmoderno donde el caciquismo de antaño se ha disfrazado del susanismo de hogaño

Antonio Albarracín, exdirectirvo de Vitalia, cobraba comisiones desorbitadas por gestionar los ERE ROCIO RUZ
Francisco Robles

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Quien tiene un amigo, tiene un tesoro. Y si encima, como quien no quiere la cosa, el amigo maneja los hilos del Régimen a través de alguna fundación de la Junta, entonces el tesoro se multiplica por mil. La reveladora información que ayer nos ofrecía nuestro compañero Antonio R. Vega, Toni para los amigos, provocaría un auténtico escándalo en cualquier democracia avanzada. La Junta ha contratado por amiguismo a través de la Faffe, esa fundación que ha servido para que se sirvan de nuestro parné los que no sirven para nada. Trabajos improductivos de políticos retirados por las urnas a los que había que recolocar. Y empresas cuyos nombres ya lo dicen todo: Cortijo y Asociados, Los Favoritos de Alcalá…

Los favoritos del cortijo. Ahí está todo encerrado. Andalucía es un cortijo posmoderno donde el caciquismo de antaño se ha disfrazado del susanismo de hogaño: un populismo de baja intensidad con mucho besuqueo y mucho Juan Imedio como modelo de conquista del votante. Un entramado de sentimientos asentados sobre la base del 28-F, que dura más que Arrayán, aquella serie de televisión donde siempre hacía sol. Los favoritos del cortijo son los que se llevan los contratos por la cara. La Junta los reconoce por el método facial, como los nuevos móviles que te regalan por Reyes, o que te compras por tu cuenta y riesgo. Por la cara te reconocen los nuevos señoritos cortijeros del BOJA. Romanones reencarnado en Susana con una diferencia: aquí no protesta prácticamente nadie. Ni siquiera la tibia oposición que está encantada con su papel de actriz secundaria.

Ese reparto de fondos es la imagen viva de la Andalucía real, la que se mueve por los despachos de influencias, la que se reparte la parte gorda del pastel sin que se entere el personal. Si luego llega una investigación y todo se pone al descubierto, tranquilos. Y tranquilas. Aquí no ha pasado nada. La corrupción ya forma parte del paisaje andaluz. Como el lince ibérico, ese animal protegido por la maquinaria burocrática y política del Régimen. No hablamos del lince que vive en Doñana a cuerpo de rey, sino de los linces que se mueven por los despachos y las covachuelas con esa vista que les permite llenarse los bolsillos con nuestro parné. Porque de eso se trata: del dinero que tanto trabajo nos cuesta ganar, y que luego nos quitan de la cartera por el procedimiento del tirón, vulgo impuestos.

Estos linces saben dónde está la presa. Conocen perfectamente el camino para llegar a la carne magra de la subvención, al costillar de la prebenda, al jugoso solomillo de la inversión a fondo perdido que se paga al ya te veré, que por aquí te quiero ver. Picaresca 2.0 del siglo XXI. Lazarillos de Tormes y del Guadalquivir, Rinconetes y Cortadillos que no se cortan y que frecuentan los patios de la Junta de Monipodio. Amigos para siempre. O hasta que dure este sistema clientelar. De amicitia, el libro de Cicerón que ensalza la amistad, debería incluirse en el Estatuto de Andalucía. Ni nación, ni realidad nacional. Aquí vivimos en el cortijo de la amistad. Cuchará y paso atrás. Y vamos a llevarnos bien… lo que haya que llevarse.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación