COMENTARIOS REALES

«Acreditar» la violencia

No hubo violencia durante el procés catalán, ni en el bar de Alsasua, ni en la violación de «La Manada»

Concentración por el veredicto del caso de la manada Raúl Doblado
Fernando Iwasaki

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La sentencia sobre la violación grupal de «La Manada» marcará un antes y un después en la percepción social de la justicia por dos razones. En primer lugar, porque no recuerdo otra sentencia que haya despertado tantas expresiones de rechazo por todo el territorio nacional y —en segundo lugar— porque ciertos detractores y defensores de la sentencia han comenzado a justificar las decisiones judiciales según sus opciones ideológicas. Por ejemplo, si la izquierda censura la sentencia contra «La Manada», cierta derecha se siente obligada a defenderla. ¿Por qué caemos en esas necedades?

Por una coincidencia procesal, el juicio por la agresión contra dos guardias civiles y sus novias en Alsasua ha coincidido con la sentencia de «La Manada». Para mí también se trató de una agresión, pero en este caso las manifestaciones populares fueron a favor de los agresores y en consecuencia cierta izquierda se ha sentido obligada a respaldar a los manifestantes y por lo tanto a los agresores. ¿Si la calle pidiera la prisión permanente revisable para «La Manada» entonces la izquierda sí la apoyaría? ¿Se opondría la derecha a la prisión permanente revisable sólo porque la izquierda la exigiera? Todo es muy primario y disparatado.

Uno de los aspectos más polémicos de la sentencia contra «La Manada» señala que no hubo violación porque el vídeo no acreditaba el uso de la violencia, lo que quiere decir que cualquier mujer que se vea en un trance similar debería defenderse hasta el límite de arriesgar su vida para que sus cortes, hematomas, hemorragias y huesos rotos puedan convencer a un tribunal. ¿Esto es razonable? Para mí la solución no se limita a los jueces, porque no creo que estos problemas se acaben si los jueces fueran progresistas o mujeres o ambos a la vez. El uso de la violencia en Alsasua quedó acreditado y no sirvió para nada. Por lo tanto, más bien habría que modificar los códigos y la literalidad de las leyes para que no persista la más mínima ambigüedad.

¿Cómo es posible que los mismos políticos y comentaristas que criticaron a los jueces alemanes que no apreciaron violencia en Cataluña piensen que no hubo violencia por parte de «La Manada»? No es que no estemos de acuerdo en lo que es violencia o no. Lo que subyace en nuestras diferencias es que siempre hay alguien que piensa que uno recibe la violencia que merece. Y eso es intolerable, porque quiere decir que no estamos en contra de la violencia, sino a favor de su ejercicio selectivo.

Hemos consentido tanto el uso indiscriminado de la violencia, que ahora no podemos quejarnos de que en diversos tribunales y sobre todo en cierta opinión pública se entronice la persuasión de que no hubo violencia durante el procés catalán, ni en el bar de Alsasua, ni en la violación de «La Manada». Me aterra pensar cuál sería la magnitud de la violencia aceptada por tirios y troyanos.

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