opinión
Historia
«Yo animaría a nuestro presidente a ser más ambicioso y a aparcar su proverbial discreción»
La gente que no vamos a pasar a la historia tenemos mucha suerte. Tiene que resultar agotador pensar que tu nombre aparecerá algún día en los libros, con unas líneas debajo que vete tú a saber las barbaridades que dicen de ti. Sir Arthur Conan Doyle, que siempre creyó que iba a pasar a la historia de la literatura por sus novelones arqueológicos, se llevaría un buen disgusto si supiera que ahora solo se le conoce por haber creado a Sherlock Holmes, ese intrascendente divertimento, y que a nadie en su sano juicio se le ocurre ya leer el resto de su obra.
Así que comprendo perfectamente al presidente Sánchez cuando trata de explicar a los historiadores del futuro los motivos por los que debe pasar a la historia, confiando en que le harán caso. Y hay que valorar su excepcional modestia al pretender que se le recuerde por haber dado la orden de sacar de su tumba a un dictador que llevaba cuarenta años muerto. Yo estaba muy a favor de quitar los huesos de Franco de ese horrible mausoleo, pero tampoco me parece un trabajo agotador. Se exhuma el cadáver, se le entrega en una bolsita a la familia y por mí como si se quieren hacer un caldo. Hubiera tenido bastante más mérito haber derrocado a Franco todavía vivo, pero por alguna razón eso era más difícil y aún no estaba Pablo Iglesias para enfrentarse virilmente contra el fascismo.
Yo animaría a nuestro presidente a ser más ambicioso y a aparcar su proverbial discreción. Hay que pasar a la historia por algo más, Pedro, que llevas cinco años en la Moncloa. No vaya a ser que te pase como a Conan Doyle y los futuros historiadores acaben diciendo de ti que si Bildu, que si la sedición, que si la ley del solo sí es sí...
