Opinión
La monetización de los peques influencers y el fenómeno «Sephora Kids»
Muchos padres se aprovechan de las «monerías» que hacen sus hijos y les hacen invertir muchas horas haciendo cosas para los vídeos
A raíz de mi columna de la semana pasada sobre el Día Mundial en contra del Trabajo Infantil, no he podido dejar de destacar que no solo el trabajo que implica el esfuerzo físico debe considerarse ilegal, sino también aquellas actividades que afecten a su ... desarrollo emocional, más vinculadas al mal llamado «primer mundo» donde el universo digital está, si no más desarrollado, más extendido y de fácil acceso. Actualmente en nuestro país, si un menor trabaja en una serie o película el Ministerio de Trabajo tiene unas regulaciones para que ese menor trabaje en condiciones óptimas y no esté expuesto a nada de lo que no deba, entiéndase escenas violentas, sexuales, etc.
En cambio, para el contenido en redes que exponen a menores en distintas actividades no hay nada, afortunadamente de momento, porque se está estudiando como regular las horas y motivos por los que se exhiben a menores en las redes. Y reducir o eliminar la monetización por contenido, ya que muchos padres se aprovechan de las «monerías» que hacen sus hijos haciéndolos pasar muchas horas haciendo cosas para los vídeos, en lugar de jugar, aprender y vivir un desarrollo afectivo sano, incrementando su estrés y su miedo al fracaso por no llegar a unas cuotas de visualizaciones. Este tipo de padres saben que este éxito es efímero e intentan por todos los medios estirar el chicle.
Por suerte, en España el fenómeno de peque influencer no es tan común como en otros países, pero de existir, existe. Las redes están tan presentes en la vida de los niños (tienen el primer móvil a 11 años) que, entre otros, nos encontramos con el fenómeno «Sephora kids», en el cual, niñas principalmente, hacen tutoriales de belleza que no necesitan, con el riesgo de usar productos que no van acordes con su edad, que a lo mejor no son nocivos, pero tampoco inocuos para una piel tan joven, sin contar la baja autoestima antes de tiempo. Así que ojo peques vs RRSS.