OPINIÓN

Las encrucijadas

Aunque sé que a nuestro carnaval y menos al concurso, nadie le pudo poner puertas, al igual que al campo, pocos en su historia lo intentaron de verdad

En sentido figurado una encrucijada es una situación que ofrece varias posibilidades sobre las que un espectador no sabe cuál tomar pues no sabe cuál es la mejor para él. En esta vida nos encontramos con cientos de cruces de caminos. Desde nuestra adolescencia tenemos ... que tomar decisiones que marcarán nuestro futuro. Qué carrera estudiar, qué trabajo buscar, qué amigos tener, qué ideología asumir…

En nuestro carnaval y en el concurso oficial se nos están planteando varias encrucijadas ante las que habrá que tomar un camino u otro más pronto que tarde.

Aunque sé que a nuestro carnaval y menos al concurso, nadie le pudo poner puertas, al igual que al campo, pocos en su historia lo intentaron de verdad. Tal vez un poco que si lo intentó fue Carlos Mariscal, el cual se involucró de lleno en el concurso y en la calle invirtiendo en subvenciones y contrataciones para engrandecer la fiesta, lo que nunca antes se había hecho.

A parte de él todos los demás que han pasado se han dedicado a contentar a unos y otros como buenos políticos. Soluciones pasajeras con parches en cada pinchazo que iba saliendo. La más astuta de todos fue Teófila Martínez que puso casi todo en manos de los carnavaleros consiguiendo así que nadie le pidiera cuentas de lo que pasara.

No seré yo quien diga quienes son los encargados de tomar esas serias decisiones, pero si puedo plantear algunas encrucijadas que hay que resolver para tener claro hacia dónde queremos dirigirnos.

Empezamos con la encrucijada más sencilla, carnaval singular y señero o un carnaval como los de cualquier otra parte del mundo. Circuitos de coplas o botellones multitudinarios. Pregón gaditano o universal. Carruseles autóctonos o carruseles desperdigados sosos y tranquilos. Comparsas del pueblo o comparsas efectistas y oportunistas.. Chirigotas con cuplés irónicos o conjuntos humorísticos del chiste grosero. Cuartetos de rima e ingenio o grupos de personajes cómicos. Concurso largo o de duración precisa con calidad. Jurado de aficionados, afines y neófitos o semi- profesionales. Concurso amateur de letras, músicas y afinación o concurso de agrupaciones profesionales y comerciales. Puntuar más la originalidad o seguir puntuando ideas repetidas. Agrupaciones callejeras ocurrentes o engreídos que van de graciosos intocables. Fomentar los tangos originales o premiar los tangos construidos al límite del plagio. Seguir fomentando a la construcción de pasodobles-canciones de cantautor o fortalecer los pasodobles de nudillos y pellizco de Cádiz. Coros del carnaval de Cádiz o grupos de animación callejera. Invertir en ornamentación y luces para la fiesta o quedarnos a oscuras los domingos de carrusel en la plaza. Remolcar las bateas de los coros con tractores ruidosos y contaminantes o con vehículos eléctricos y silenciosos. Crear premios oficiales en el mismo concurso sobre tipo, popurrí, presentaciones y puestas en escenas o seguir dejándolos en manos de entidades particulares de interés partidista. Batallas de coplas organizadas o batallas ruidosas de copas y empujones…

Las encrucijadas planteadas no son más que dudas propias para decidir si seguir dentro de la fiesta o marcharme con viento fresco. Seguramente casi todos habéis elegido como yo el mismo camino que entre las dos opciones os he propuesto, pero ya veréis como nadie da el paso para enmendarlo.

A todos los que están en disposición de realizarlo parece no importarles nada que se pierda la esencia y singularidad del carnaval de Cádiz, pero seguro lo que no les interesa es perder su propia gallina de los huevos de oro.

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