OPINIÓN

El tapón y las espinas

«Lugares que se han cerrado en sí mismos, en los que respirar se hace pesado y en los que ya solo las rosas marchitas y con espinas, desean crecer.»

Hay lugares en los que el aire que se respira parece estancado y denso. En los que, si pasas mucho tiempo, puedes salir aturdido y con dolor de cabeza. En ellos la renovación de este aire es escasa, y se provoca lo conocido como «síndrome ... del edificio enfermo», consecuencia, entre otras cosas, de que la proporción dióxido de carbono - oxígeno no sea la correcta. Una sensación similar a que hubiese un tapón que evita que el aire entre y ventile ese espacio.

Algo así ocurre, como metáfora, en ciertos lugares en los que el aire que se respira parece no renovarse con frecuencia. En los que un tapón no deja que la libertad fluya. Lugares como algunas localidades norteñas que, frecuentemente, amanecen nubladas y que, a pesar de tener mucho que ofrecer, dan aspecto de habitaciones cerradas y herméticas. Lugares, también, como ciertas universidades, especialmente, aquellas donde a los jóvenes que pertenecen a asociaciones como S'ha Acabat se les increpa, amenaza e, incluso, se les agrede. Quien no crea esto que vea el documental «El precio de la libertad» estrenado el pasado Jueves en Barcelona. Y es que una imagen, a veces, vale más que mil palabras.

Este ambiente cerrado que se experimenta en ciertos lugares y que va afectando al talento y al crecimiento, suele tener un elemento en común en su origen: el nacionalismo separatista. Como si fuese un «gas» que neutraliza al oxígeno, éste intenta aislar aquel lugar que domina, colocando un tapón que no deja que nadie ni nada del exterior pase.

De manera paralela, en lugares con menos presión, pero en los que el agua parece estancada y sin fluir, como un río apagado, de un tiempo a esta parte, el denominador común es una rosa roja casi marchita, cuyas espinas pinchan el desarrollo, el emprendimiento y la prosperidad. Si, además, la rosa con aspecto marchito está en un ambiente de aire «cerrado», suele mutar como un Frankenstein.

Esa es la situación de ciertos lugares de España. O bien el nacionalismo asfixia cada rincón de la vida de quienes discrepan, o bien las políticas de la rosa marchita, frenan el desarrollo y la prosperidad. Esas espinas, localizadas en un punto concreto, dan como resultado éxodo de talento y falta de ambición. Un ejemplo es la situación de Asturias, llamada, a veces, la Andalucía del norte, por todo lo que puede ofrecer, pero cuyos gobiernos no la dejan despegar.

Y un ejemplo de esto era la propia Andalucía hasta hace unos años, que mañana celebra uno de sus días más señalados: el 28F. Un lugar en el que, es cierto que no se respiraba el aire insostenible del separatismo ultra, pero en el que no conseguíamos despegar. Y es que, un cordón de espinas de rosas rojas marchitadas retenía gran parte del talento, la inversión y las ganas de prosperar y dejaba, fácilmente, sobrevivir a la corrupción y a personajes esperpénticos como chóferes portadores de sustancias estupefacientes.

Sin embargo, hace casi 6 años, Andalucía comenzó a cortar ese cinturón de rosas marchitadas y se libró de las espinas. Y aunque, estas espinas, después de décadas, se hubiesen hecho fuertes y robustas, a base de trabajo sin descanso, ha conseguido ir renovando esta tierra. Ahora las espinas dan paso a un lugar que simplifica y reduce la burocracia o recibe con los brazos abiertos la inversión y cuida el talento como nadie. Una tierra que ya crece económicamente por encima de la media española, habiendo sido vagón de cola y, sobre todo, lo más importante, que tiene sed y hambre de seguir avanzando.

Ojalá ese aire fresco de Andalucía y que va desde el Estrecho hasta el Cabo de Gata; un aire de libertad real y ganas de ser cada vez mejores sin pisar a los demás, contagie otros puntos de España y los abriese a Europa y al mundo. Lugares que se han cerrado en sí mismos, en los que respirar se hace pesado y en los que ya solo las rosas marchitas y con espinas, desean crecer. Simplemente por una cuestión de supervivencia y necesidad.

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