OPINIÓN
Estrategas de cartón
Cada vez que anuncian que algo no va a pasar, acaba ocurriendo
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Si hay una virtud aparente que muchos españoles, independientemente de ideologías, le reconocen al Gobierno central y, en especial, a su presidente es la capacidad de entender la política como un juego de estrategia y de parecer adelantarse, hasta ahora, en muchas jugadas. Algo que ... se asoció, sobre todo, a la etapa en la que Iván Redondo estaba en la sala de máquinas política.
En cambio, como casi todo lo que les rodea, también esta teoría se cae por su propio peso. Y es que, la falsa creencia de que, a pesar de sus defectos, quien nos gobierna es buen estratega, es un mito.
Por supuesto, en primer lugar, a nivel electoral. Si tan buenos diseñadores de jugadas fueran, habrían ganado casi todas las elecciones celebradas en los últimos años. Nada más lejos de la realidad. Municipales, autonómicas y europeas han sido un auténtico desastre para el partido del Gobierno. Las elecciones generales fueron simplemente una carambola. Una pelota de tenis que, aún perdiendo el partido, cayó de su lado.
Sin embargo, esa falta de capacidad de visión y de anticipación, donde realmente se ve es en las cosas de la «política real». Como decíamos la pasada semana, cada vez que un hecho inesperado en forma de catástrofe, pandemia o emergencia se ha cruzado ante este presidente y sus más de veinte ministros, la manera de responder ha sido idéntica: caos, incertidumbre mensajes tardíos o contradictorios y no asumir ningún tipo de responsabilidad intentando culpar a otros para sacar rédito político.
La explicación de esa incapacidad es el hecho de estar obsesionados con su propia supervivencia, dedicando todos los esfuerzos a enredar. El apagón de la pasada semana y el último episodio del tren del «terror» de este domingo han sido los ejemplos más «oscuros» y recientes. Sin embargo, ha habido y habrá, desgraciadamente, más.
Cada vez que anuncian que algo no va a pasar, acaba ocurriendo. Acordémonos, también, de que el verano pasado, según el ministro, no se preveían incidencias ferroviarias y acabó siendo el «verano del caos».
En la provincia de Cádiz esa falta de previsión y anticipación la sufriremos, aún más, este verano con atascos y colapsos en nuestras carreteras, sin plazas en nuestros trenes, con retrasos, averías y precios desorbitados. Nadie podrá decir que no se avisó.
Mientras tanto, en La Moncloa seguirán viviendo en su particular juego de rol, pero incluso sin luz, a sus estrategias, si nos fijamos un poco, se le ven, perfectamente, la trampa y el cartón.