OPINIÓN

Acuérdate

Si vives en esta provincia o vienes a ella en estos meses, te advierto que el mayor enemigo no será el viento de Levante, sino las dificultades que, en ocasiones, tendrás para moverte

Suele ser frecuente que asociemos el verano con la desconexión. Esa búsqueda de la tranquilidad cada vez choca más con la realidad del tiempo en el que vivimos donde parece que todo va muy rápido. Ese deseo de descanso colisiona también con el hecho de ... que la mayoría de las actividades que asociamos con estas fechas están cada día más masificadas. Siempre ha ocurrido que, en verano, especialmente en provincias costeras y en los lugares de mayor interés turístico, todo está más lleno, pero últimamente todo está desbordado.

Sin embargo, ese «calor del verano» no debería ser excusa para que las cosas del día a día no funcionen. Concretamente, entre esas cosas del día a día que deberían funcionar, están las infraestructuras. Es decir, los trenes, aviones y carreteras que nos permiten movernos y desplazarnos donde sea necesario. Ya bien sea para apurar los últimos días de trabajo antes de ese descanso, o para poder llegar a nuestros «rincones de desconexión».

Y, si hablamos de zonas densamente ocupadas y de falta de conexiones, como si trazáramos dos líneas en el mapa que se cruzan, el punto que resulta es la Provincia de Cádiz. Una de las diez más pobladas de España, que en verano duplica e, incluso, en algunos municipios triplica población; geográficamente singular rodeada del océano Atlántico, del mar Mediterráneo y del Parque Nacional de Doñana, y con conexiones deficientes por aire, por tren y por carretera.

Por eso, si vives en esta provincia o vienes a ella en estos meses, te advierto que el mayor enemigo no será el viento de Levante, eso va y viene y es parte de nosotros, sino las dificultades que, en ocasiones, tendrás para moverte. Y hay un denominador común: que está la mano del Gobierno central detrás de esa decadencia.

Cuando no puedas coger un billete de tren hasta Cádiz a un precio razonable, acuérdate del Gobierno de España. Del Presidente y el Ministro de Transportes. Cuando este tren llegue tarde, o se averíe, a pesar de lo que has pagado, acuérdate de ellos y de qué hacen para arreglarlo. Cuando no haya billetes ni siquiera entre Cádiz y Sevilla, acuérdate también. Si decides, por un casual, viajar en avión, recuerda, también, que el Aeropuerto de Jerez, está olvidado por AENA que depende de ese mismo Gobierno.

Y si, desesperado, te mueves en coche, no te atrevas a ir a Sevilla por la AP-4: encontrarás atascos en los que podrás, incluso, jugar un partido de fútbol a cuarenta grados. Acuérdate que no es necesario un tercer carril para la provincia de Cádiz, ni desdoblar la N-IV. Y si decides ir dirección Tarifa, te encontrarás el nudo de Tres Caminos colapsado y, poco después, el único tramo de la N-340 de España que no tiene desdoble con algunos de los tramos más peligrosos por los que habrás rodado.

Pero, a pesar de todo lo malo, recuerda, y eso es lo más importante, que somos unos afortunados por vivir dónde vivimos o por poder visitarlo. En el pecado, por tanto, llevamos la penitencia de ser los grandes olvidados.

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