HOJA ROJA

No me gusta Cádiz

Ahora que está todo el mundo leyendo a Pemán –menos yo, no le voy a engañar–para cogerlo en un renuncio o para nombrarlo poeta de la concordia, voy a aprovechar...

Yolanda Vallejo

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Ahora que está todo el mundo leyendo a Pemán –menos yo, no le voy a engañar–para cogerlo en un renuncio o para nombrarlo poeta de la concordia, voy a aprovechar y le voy a hacer una confesión. Antes me gustaba mucho Cádiz; y cuando ... digo «antes»no quiero que me malinterprete y tampoco quiero que se haga falsas ilusiones, porque no me refiero a ningún periodo concreto, ni siquiera de la historia reciente. Cuando digo antes solo quiero decir eso, antes. Antes de que esta ciudad, a la que Juan Manzorro siempre llama, agradecido y convencido, «este Cádiz de nuestros amores», se convirtiera en una ciudad incómoda, intolerante, inhóspita, insípida, insatisfecha, intransitable, intransigente y todos los calificativos que empiecen por ‘in’ y que usted sea capaz de imaginar. Incluso imposible, irreconocible.

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