OPINIÓN

El ruido no debe ser un arma política

Que en Cádiz hay un exceso de ruido es evidente; que el ayuntamiento no hace nada por solucionarlo, también

El descanso en Cádiz ha sido uno de los debates más recurrentes entre los vecinos de Cádiz en los últimos años. Durante los 20 años de gobierno del Partido Popular los desencuentros entre el Ayuntamiento, los hosteleros y las asociaciones de vecinos fueron una constante, con la calle Muñoz Arenillas como centro de buena parte de las polémicas. El equilibrio entre el descanso y el ocio nocturno es prácticamente imposible de alcanzar, y en el caso del periodo de mandato de Teófila Martínez, se apostó más por el descanso que por el ocio.

En estos tres últimos años, en los que el gobierno de la ciudad ha pasado a manos de Podemos, el conflicto sigue. Y seguirá durante muchos años más, gobierne quien gobierne, porque una de las partes siempre saldrá perjudicada. El problema concreto hoy día, como ocurre con tantos asuntos de la capital, es la inacción del equipo de Gobierno liderado por José María González ‘Kichi’.

Numerosas asociaciones, como Agaden, Ecologistas en Acción, La Zancada, la Asamblea Ciclista o distintas asociaciones de vecinos le exigen que tome cartas en el asunto y no se ponga de perfil. Para todas ellas es urgente abordar el tema, tanto el ruido generado por el tráfico rodado como el que producen los clientes de los bares por las noches. Denuncian los problemas para la salud de los gaditanos, ya que dos de cada diez tiene problemas para conciliar el sueño. Y durante el día el conflicto se está agravando. Literalmente, denuncian que el consistorio «ignora» sus peticiones, lo que les obliga a tener que recurrir a la Justicia ordinaria. Precisamente un ayuntamiento que no se cansa de repetir que no se puede judicializar la política.

Pero es que este problema no debería ser abordado desde un punto de vista político, según los colectivos que lo denuncien. Es un asunto que afecta a absolutamente todos los gaditanos, pero como casi con todo, Podemos está mucho más interesado y centrado en trasladar mensajes ideológicos que en buscar soluciones para los asuntos cotidianos de la ciudad.

Insistimos en que el tema del ruido tiene difícil solución. Pero si ni tan siquiera hay voluntad de abordarlo desde las administraciones competentes, entonces sí que será crónico.

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