OPINIÓN

El príncipe de Delcy y el Rey de Ana

España tiene un problema monárquico y Don Felipe no lo sabe. Sánchez es un plagio de Rodríguez Zapatero

Fernando Sicre

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Dicen en el PSOE que son republicanos. La República como forma de Estado. Eso debió ser en los dos siglos pasados. En el siglo XXI la causa monárquica ha hecho mella en la izquierda socialistas. La ministra del narco, corrupto y terrorista represor gobierno venezolano Delcy Rodríguez, nos ha puesto en alerta máxima. La tierna despedida de la Canciller a ZP después del diálogo: «Chao mi príncipe», habrá encendido todas las alarmas republicanas y plurinacionales del gran traidor en la historia de España. A renglón seguido, Luis Almagro, secretario general de la Organización de Estados Americanos, advirtió de los problemas de comprensión del expresidente español, espetándole a que no sea imbécil. Lo que es sumamente complicado.

El secretario general acusó a Zapatero de hacer «favores a la dictadura» y lo calificó como «ministro de Relaciones Exteriores» de la dictadura venezolana. La palabra imbécil, del latín ‘imbecillis’, en su recto sentido significa endeble, que carece de fuerza, de vigor. Comúnmente atributos asignados al hombre simple, mentecato y menguado. Dicen del uruguayo, porque Almagro es de allí, que es un político cabal y honesto. Un gran hombre. Y por lo que veo con gran proyección en el análisis político y sobre los políticos. Nunca una predicción-afirmación pudo ser más acertada. El 15 de septiembre, Rodríguez Zapatero vinculó la intensificación del flujo migratorio de venezolanos por varios países de Latinoamérica a las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos.

Después de esto, Cipolla lo tendrá en su gloria, ocupando un puesto de honor en el ránking de la estupidez humana. Dice su tercera Ley fundamental que «una persona es estúpida si causa daño a otras personas o grupo de personas sin obtener ella ganancia personal alguna, o, incluso peor, provocándose daño a sí misma en el proceso». Hay que matizarla, pero a peor. Maduro paga y bien a todo el que le enciende el puro, como el que se fumó el otro día en Turquía. Lo saben perfectamente Monedero, Alegría e Iglesias, financiados por la prestación de servicios variados al Régimen. Por lo que hay que presumir que ZP no lo hace gratis. Es el detalle que lo separa de la aplicación literal en su persona del contenido de la tercera ley de la estupidez humana. Sin duda es acreedor por méritos propios, por lo hecho en España y ahora en Venezuela, de asumir también la Ley quinta: «Una persona estúpida es el tipo de persona más peligrosa que puede existir». Vulgo en español castizo: preferible un «listo y mala persona controlado» que un tonto descontrolado. Con España y con Venezuela se ha retratado este príncipe, miembro de la monarquía socialista que nos gobierna.

Ahora le toca al monarca, porque es el que gobierna en la actualidad. En realidad, el que nos desgobierna.

– «Yo» que soy el presidente del gobierno… Ana. Yo» como bien sabes soy el presidente del Gobierno…Ana. Ana coño, que soy «Yo» el presidente.

– Ah, eres tú. Ya decía. En realidad, no sé qué preguntarte. Porque lo de la tesis ya está manido y es cosa de la derecha. Mi Rey, te daré una larga pasada por el lomo, y verás que bien quedo con mi parroquia. La Sexta, la de Ferreras y Roures. Allí soy la reina y aquí tu eres el Rey.

– «Yo que soy el presidente del Gobierno, como tu bien sabes... Ana...».

Sólo que releyendo el libro de ‘Al fondo a la izquierda’, queda claro dicho por un periodista camarada del ínclito Sánchez, que cuando desolado por no haber sido elegido en las elecciones de 2011, opta por la Universidad Privada regentada por el socialista otrora Secretario de Estado de Deportes para que lo contraten como profesor asociado y de paso hacer «la tesis», con el fin de engordar el currículo, para estar listo pronto para su promoción personal por Pepiño Blanco, con vistas en la comunidad de Madrid. Desistió de hacerse doctor en la Complutense porque las exigencias eran las normales y la normalidad suponía un impedimento intelectual para llevar a buen puerto una tesis.

Y es ahí donde comienza la impostura académica intelectual del ‘doctor Sánchez cum fraude’. O sea, se publica un libro en el que aparece como director, cuyo autor es otro, que es copia de un altísimo porcentaje de la tesis. A su vez la tesis no hace referencias por considerarlos autoplagios, a trabajos hechos previamente con otros de los que posteriormente serán miembros del tribunal calificador de la gran mentira que es ese bodrio. De donde hay que deducir por reducción al absurdo que la tesis no es original, como exige cualquier normativa reguladora de una tesis.

Aquí no hay un ‘negro’. Aquí hay toda una tribu de negros. Quizás por eso, Begoña en el Instituto de Empresas dirigirá el IE África Center. Todo empieza a cuadrar. Hasta el círculo, porque pretender atribuir al Estado la condición de plurinacional, con la redacción dada del artículo 2 CE es cuadrar el círculo.

España tiene un problema monárquico y Don Felipe no lo sabe. Sánchez es un plagio de Rodríguez Zapatero. Lo de la tesis es una mariconada ante dicha aseveración. Don Felipe, no nos desampare nunca.

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