El Apunte

Los primeros pasos

El deterioro de la sanidad pública andaluza fue tal que las primeras mejoras son pocas

Hasta hace unos meses, hasta que se supo la verdad de las listas de espera maquilladas y ocultadas por la administración autonómica socialista, cada vez que se escarbaba en las vísceras de la sanidad pública andaluza se tenía la sensación de que sus responsables políticos tapan agujeros en lugar de suturar heridas. La plantilla del Servicio Andaluz de Salud (SAS) era a todas luces insuficiente pero se negaba. Ahora, al menos, se admite. Hasta el número de médicos es alarmantemente bajo, con plazas sin cubrir, por no hablar de enfermeros, técnicos y personal no sanitario. Antes, sucedía como ahora. En estos días, al menos, se admite de forma clara, se plantean planes de choque y se afronta la realidad para tratar de modificarla. Cualquier buen tratamiento parte de un diagnóstico honesto.

Siempre pudimos comprobar esas carencias en las salas de urgencias, en las listas de espera que por fin empiezan a bajar o, simplemente, en los consultorios de salud. No había tantos profesionales en nómina para atender a una población que demandaba, cada vez más, un servicio digno y, sobre todo, eficiente. Los recortes y los ajustes presupuestarios llevaron a la Junta de Andalucía gobernada por el PSOE a mantener un servicio sanitario que estaba cogido con alfileres y necesitaba de un apoyo económico importante que revierta en un mejor trato a los pacientes. La sanidad gaditana ha perdido en los últimos cinco años cientos de profesionales.

Las jubilaciones no reemplazadas, de un lado, o las incorporaciones a la sanidad privada, de otro, han dejado muy mermada a la plantilla del SAS, en la provincia de Cádiz. Las iniciativas del nuevo ejecutivo autonómico tratan de frenar esta situación contrarreloj. El cierre de camas en verano y durante las vacaciones de Navidad o el colapso que soportan algunos servicios para pruebas diagnósticas son los siguientes retos de nuestros hospitales. La nueva oferta de empleo público de la Administración regional para cubrir puestos en el SAS debe dejar de tener más sombras que luces. Es lógico, por tanto, que los profesionales y los sindicatos hayan puesto de antemano el grito en el cielo ante un serio problema que se trata de curar con agua oxigenada. Pero lo más importante es que los usuarios empiecen a notar una mejora que ya tiene sus primeros datos.

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