Los poetas están muertos
Seguimos sin distinguir el valor de la prudencia o, mejor dicho, confundiendo términos
Treinta años ha cumplido ya “El club de los poetas muertos”, una película que ha envejecido muy mal. Terrible y decadentemente ochentera, no puede disimular sus arrugas, ni el histrionismo de su protagonista - ¿alguna vez Robin Williams no ha sido histriónico? - y tampoco el mensaje “...
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