OPINIÓN

La pena de perder la peana

Unos con Abderamán, otros con Mercedes Formica, todos tratan de decidir quién merece subirse al pedestal

Andrés G. Latorre

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Yo soy del Cádiz Beduino (del que llaman Puerta Tierra) y, a veces, me siento con una identidad tan profundamente posmurallera que tengo la tentación de ir remendando nombres de calles, demoliendo estatuas, reconfigurando memorias. Si al fin y al cabo los tanguillos y alegrías ... son más propios de Santa María y La Viña, ¿por qué dedicarles el nombre de dos calles de mi pequeñita patria? De Fantasía Bética, mejor ni hablar. Cuando paseo por el entorno de la calle Brasil, con inestable periodicidad, y contemplo el monumento al Tío de la Tiza, no puedo sino soñar con el día en que se retirará a ese intruso y se le devolverá al entorno del Falla, tan lejano de nuestros barrios como las estrellas que durante la noche tratan de luchar contra la invencible contaminación lumínica.

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