HOJA ROJA

Pedro y los lobos

La campaña electoral va a empezar el viernes de Pasión, ese viernes al que antes llamábamos viernes de Dolores

Cuenta la fábula que Pedro era un pequeño pastor que se divertía a costa de sus vecinos metiéndoles el miedo en el cuerpo con historias de lobos que se comían a las ovejas y pidiendo socorro ante un peligro fingido. Al grito de «¡ ... socorro, que viene el lobo!» tenía soliviantado al pueblo, que acudía presuroso a su llamada, y que terminaba por comprobar que no solo era mentira, sino que el pequeño Pedro se moría de la risa al verlos engañados . Así, una y otra vez, un día y otro, hasta que los aldeanos, escarmentados por los embustes del pastor decidieron hacer oídos sordos a su llamada de socorro. Y una mañana escucharon desesperado a Pedro «el lobo, el lobo», lo oyeron pedir auxilio, lo vieron incluso correr de un lado a otro de la montaña, pero todos siguieron a lo suyo, hartos, escarmentados, cansados de escuchar siempre la misma cantinela y de comprobar, siempre, que el pequeño pastor los estaba engañando. Vino el lobo, se comió a las ovejas que pudo, y se llevó al resto para la cena, sin que nadie hiciera nada por evitarlo .

El pobre Pedro reconociendo su culpa, convocó elecciones e incluso hizo una comparecencia-mitin prometiendo no volver a burlarse de nadie ni a mentir a sus vecinos. Pero ya era tarde. Muy tarde. Porque nadie le creyó. Hace justo un año, el entonces diputado Pedro Sánchez apremiaba al gobierno de Rajoy –¡todo lo que ha pasado en un año!- a aprobar los Presupuestos Generales como su «primera y principal obligación, porque un gobierno sin Presupuestos es como un coche sin gasolina». Las hemerotecas son más crueles de lo que parecen , tanto, que también recogen las palabras del ahora ministro de Fomento, antes secretario de organización del PSOE, que tratando de ganarse el favor de Ciudadanos decía «tras la moción de censura contra Rajoy, las elecciones serían lo antes posible». El tiempo, ya se sabe, es relativo. Tan relativo, que han tenido que pasar ocho meses que nos parecen ocho siglos –de retroceso, por cierto- y aunque al todavía Presidente Sánchez la legislatura se le haya pasado volando, al común de los españoles nos ha parecido una eternidad , y no la de Martínez Ares.

Ha sido una legislatura extraña desde su propia configuración. Y no entraré ahora en la nómina de ministros dimitidos, porque eso, al fin y al cabo, es lo que más honra al gobierno de Pedro Sánchez. Pero atado de pies y de mano, el Manual de Resistencia ha sido el libro de instrucciones del que, posiblemente, pase a la historia como el peor presidente del Gobierno de la democracia española. Alguien que fue muerto y sepultado por su propio partido, que descendió a los infiernos y que resucitó al tercer día y subió a la Moncloa, y desde allí se ha dedicado a juzgar a vivos y muertos, aunque su reino ya tiene fin. Y lobos acechando en el horizonte.

Las elecciones generales del próximo 28 de abril van a ser determinantes no solo para el futuro de nuestro país, sino para el futuro del PSOE, y por extensión para el futuro de una izquierda que no sabe auto analizarse y que sigue pensando que la debacle andaluza nada tuvo que ver con ellos. El «yo no ha hecho» , ya sabe, «han hecho» la gente que se ha quedado en su casa tan tranquila –los vecinos, que no se creyeron lo del lobo- y no ha salido a votar «a los nuestros», claro está, porque a los otros no hubo que movilizarlos mucho. Se ven lobos por todas partes.

Y van a ser determinantes para una derecha que está dispuesta a sacar pecho donde sea y como sea, porque no se ha visto en otra. Una derecha que ha ensayado en Andalucía lo que puede ser la función principal en el Parlamento nacional , pero que tiene que fingir que en esto no son la Santísima Trinidad, que no son Uno y Trino, sino que cada uno de ellos tiene su vista puesta en un horizonte distinto. Complicado, en cualquier caso, el papel del Partido Popular , y ya ni le cuento el de Ciudadanos, una formación a la que las cuentas le pueden salir igual de bien que de mal, y que ya ha empezado a enseñar la patita -¿de lobo?- por debajo de la puerta. No pactarían con Sánchez, pero…

Lo interesante es que la campaña electoral va a empezar el viernes de Pasión , ese viernes de ayuno y abstinencia al que llamábamos antes viernes de Dolores , y que marca el inicio de la Semana Santa. Divertido va a ser, desde luego. Porque entre mítines y procesiones se nos va a pasar volando –como al presidente la legislatura- pero nos va a dejar imágenes para el recuerdo. No sé si estará permitida la representación política en los cortejos procesionales y no sé si volverán los ministros o exministros a cantar 'El novio de la muerte' ante el Cristo malagueño . Lo que sí se es que este país ha entrado en un bucle peligroso; desde 2011, con esta convocatoria, son cuatro las veces que habremos pasado ya por las urnas para unas elecciones Generales . Ninguna de estas veces se agotó la legislatura.

A ver si con tantos lobos nos va a pasar como a Pedro, el de la fábula, claro está.

Artículo solo para suscriptores

Accede sin límites al mejor periodismo

Ver comentarios