OPINIÓN

En tu orillita, Manolo

Fue un hombre que defendió a la chirigota clásica por encima de cualquier cosa

Me han dicho que el amarillo está maldito para los artistas pero tú lo defendiste siempre por ser el color del equipo de nuestra ciudad y siempre te supo a Gloria bendita, esa misma Gloria de la que tú ya disfrutas. Y aunque recibiste alguna ... que otra decepción en las tablas de tu teatro Falla nunca te importó porque siempre te pintaste dos coloretes en las mejillas dando tu vida y tu garganta por tu Cádiz de tus amores y su carnaval .

Bendito seas porque has llenado de esperanza, de ilusión, de risas y de críticas sanas el carnaval de nuestra ciudad. Bendito porque sin importarte si ibais a ser los campeones has conseguido el respeto de una ciudad a tu chirigota, a esa chirigota añeja del tres por cuatro que tan falta hace en nuestro Concurso ahora que todo ha dejado de mirar al pasado para hacer otro tipo de carnaval. Por eso viva tú, Manolo Santander , vivan los chirigoteros buenos, y vivan sus cojones.

El llegar de vacaciones y encontrarte con noticias como estas te devuelven a la más dura de las realidades. No es que conociera personalmente a Manolo Santander, más allá de hablar con él alguna que otra vez en la antigua barra del Torres, en la calle La Rosa, tras los ensayos que hacían en el reservado de adentro y de escuchar sus agrupaciones. Pero sí tenía algo que lo hacía particular: su amor por su ciudad , por las cosas añejas del carnaval, por nuestras tradiciones y, sobretodo, por su barrio de la Viña, ese barrio donde la gente es tan buena que tiende sus vergüenzas en las azoteas. Ese barrio trabajador, marinero y pescador que vive mirando el horario de marea. Ese barrio de gente humilde y que nunca descansan, que lo tenía «loco, loco, loquito, loquito, loco» por sentirse orgulloso de poder decir que era de La Viña.

Fue un hombre que defendió a la chirigota clásica por encima de cualquier cosa, aun sabiendo que la moda no iba por esos derroteros, que los jóvenes de hoy son más probar los bizcochos que llegan al Falla que las lapas de las piedras de la Caleta o de vestir abrigos de pieles y cadenas de oro que ir con los gargajillos a mariscar en sus pocetas y, por ello, nunca debiste de pedir perdón por pensar que el carnaval es del pueblo gaditano y considerarte bruto y anticuado.

Manolo, si la Caleta, tu Caleta, tenía ya por vigías a dos poetas, ten por seguro que a Paco Alba y a Fernando Quiñones no les importará compartir contigo parte de esa labor. Porque si uno vigila que las olas no pierdan el compas chirigotero y el otro que por la puerta de la Caleta no entre cualquiera, tú podrás vigilar que en ese trocito de Cádiz de finas y doradas arenas donde el sol baja a dormir, las mojarritas sigan viviendo como reinas y el único compas que se escuche sea el del tres por cuatro chirigotero que tú te encargaste de mantener vivo.

Con la marcha de Manolo, junto con la de Juan Carlos Aragón, el carnaval de Cádiz se viste con un negro luto que costará trabajo quitárnoslo de encima. Son dos los chirigoteros que se nos van de una tacada, porque Aragón a pesar de sus comparsas siempre se consideró chirigotero. Este año el concurso no será lo mismo sin ellos dos.

Descansa en Paz, Manolito Santander.

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