'La valla'

En cierta forma, los guionistas de la serie fueron visionarios, pero, también, han sabido leer la historia. Desgraciadamente, lo que vivimos no es más que el reflejo de lo que vivieron en otros siglos, desde las pestes de la Edad Media hasta el Sida de fines del siglo XX. En el siglo pasado, además, la gripe española arrasó con gran parte de la población mundial y, quizá, ese sea el principal espejo en el que debemos mirarnos.

La Historia es sabia consejera y nos muestra los pasos que debemos evitar dar para no volver a cometer los mismos errores. Y esos pasos son lo de obviar que después de la crisis sanitaria se dará una crisis económica que dejará en pañales a cualquiera de las que hemos tenido hasta ahora. Una crisis que en el siglo pasado se superó con los locos años veinte. Una década cargada de derroche y falso crecimiento económico que terminó en el crack del 29 y una guerra mundial. Y, por medio, dictaduras y totalitarismo de todo color que acabaron con las libertades del pueblo.

Un pueblo que, entonces como ahora, se pone en manos de sus dirigentes esperando que ellos solucionen el entuerto. Pero, por ahora, lo único que se ha realizado es una nueva merma de derechos, con el establecimiento de estados de alarma y toques de queda por toda Europa. Un recorte que se inició con los atentados del 11-S y que, poco a poco, ha ido calando en la sociedad hasta hacer normal que casi nos desnudemos en un aeropuerto para coger un avión.Por eso, al ver ‘La valla’ y ver cómo nuestro Gobierno lanza unos presupuestos que dejan atrás la cordura para meterse en el gasto, solo cabe pensar que estamos entrando en un nuevo bucle. Después de los brotes verdes de Rodríguez Zapatero, Pedro Sánchez e Iglesias nos adentran en una nueva carrera hacia la bancarrota.

Y la bancarrota, como en la serie, solo afectará a los de siempre. A los que confían en sus políticos; los que sufren por mantener sus trabajos; los que lucha para sacar a sus familias adelante, mientras los otros se juntan en fiesta de lujo. Y, como en la serie, terminaran existiendo barreras físicas que nos separe con la excusa de la seguridad y la salud. A no ser, claro, que aprendamos del pasado y tomemos cartas en el asunto.

Esas cartas conllevan aceptar la realidad y poner una gran parte de cordura y ética, esa que no muestran nuestros políticos. Solo de esa forma podremos reclamarles a nuestros líderes que cumplan lo que nos exigen; solo así lograremos salvar al conjunto colectivo de la sociedad, salvando nuestra democracia por el camino. Un camino que, como sociedad, ya hemos vivido y que no debemos volver a recorrer.