Son iguales

Aunque ideológicamente ya no estén tan alineados, la forma de hacer política de Pablo Iglesias y Kichi se ha basado exactamente en lo mismo: el rencor, la envidia, la mediocridad, el dividir y el creerse moralmente superior

Pablo Iglesias firma en el Libro de Honor del Ayuntamiento de Cádiz durante su visita en junio de 2015. A. V.
Ignacio Moreno Bustamante

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La primera vez que Pablo Iglesias pisó Cádiz fue en junio de 2015, al menos de forma pública y como político mediático. Lo hizo para apoyar a Kichi, recién llegado a la alcaldía. Ni una semana llevaba. Seguro que lo recuerda. Aquella famosa foto de ... los dos sentados en el suelo, desarrapados. Con la coleta el uno; los pelos despeinados y argolla en la oreja, el otro. Al lado, por supuesto, una mochila. Aquella foto causó furor entre la ‘gente’, porque la ‘gente’ tiene el listón del furor muy bajo. «Son de los nuestros», decían. Se sientan en el suelo, con un cigarrillo de liar entre los dedos. «Igual que nosotros». Y es que por lo visto, ser de los ‘nuestros’, ser como la ‘gente’, es para muchos el mejor aval político posible. Nada hay mejor para el mediocre que ver a su alrededor más mediocridad y así no destacar en su vulgaridad.

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