Entre pitos y flautas

Mal que nos pese, cuando nuestros representantes públicos hacen el ridículo, con ellos lo hacemos todos los gaditanos

Kichi toca el pito de carnaval con los concejales de Hacienda y Tráfico en la Feria de Turismo de Madrid
Ignacio Moreno Bustamante

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Cuando Miquel Iceta, líder socialista catalán, se arrancaba a bailar en plena campaña electoral –seguro que lo recuerda–, hacía el ridículo. No cabe duda de que él pensaría que era algo simpático, espontáneo. Pero era ridículo. Cuando Soraya Sáenz de Santamaría hacía lo propio en ... El Hormiguero, tres cuartos de lo mismo. Igual que Pablo Iglesias tocando la guitarra. Queda ridículo sencillamente porque no es lo suyo. No saben. Como usted o yo si nos pusieran a hacer ‘boleitas’ con un balón o a tratar de imitar a Pavarotti. A lo mejor los asesores de turno consideran que es importante para su imagen, que los hace cercanos y todo eso. Pero normalmente es, como mínimo, burlesco. En algunos casos hasta grotesco. Pero en fin, allá ellos. Al fin y al cabo es su propia imagen y si ninguno de sus cortesanos avisa a su rey de que está desnudo, ellos sabrán.

Artículo para resgitrado

Lee ahora mismo todos los contenidos de ABC

Mensual Sin precio, gratuito Pruébalo
Anual Sin precio, gratuito Suscríbete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia