OPINIÓN

Un hotel en la bocana

La arquitectura que ahora puede sucumbir es una de las mejores obras de dos de los más prestigiosos profesionales de Andalucía

En principio parece buena noticia que los espacios construidos en la punta de San Felipe, allá donde se situaba uno de los castillos que la ciudad perdió, no continúen abandonados por más tiempo. El uso para hotel que se pretende puede ser una alternativa razonable, a pesar de la ausencia de un plan turístico y hotelero para el conjunto de la ciudad , sin duda necesario frente a la abundancia de iniciativas y a las alertas de urbanistas y sociólogos sobre los peligros de la gentrificación, es decir, la ocupación de los centros históricos por parte del turismo de masas. La mala noticia es que dicha operación pase por demoler una de las arquitecturas más bellas que se han construido en la ciudad durante los últimos años del siglo XX, sin tener en cuenta que la misma puede resultar fácilmente reutilizable para la instalación hotelera propuesta. La construcción Ciudad del Mar fue levantada entre 1991 y 1994, según encargo de la Empresa Pública de Puertos de Andalucía, como edificio de servicios náuticos, que aspiraba albergar un centro de residencia y formación para deportistas de alto rendimiento que entonces vivían y entrenaban en Palma de Mallorca. Algunos opinan que el fracaso de estas instalaciones pudo deberse en buena parte a que el Ayuntamiento apostó por el club deportivo Elcano, de gestión municipal.

La arquitectura que ahora puede sucumbir es una de las mejores obras de dos de los más prestigiosos profesionales de Andalucía: José Antonio Carbajal y Rafael Otero ; el primero obtuvo en 1999 el premio de arquitectura española y ambos han trabajado en interesantes proyectos, como la restauración del teatro Falla, han ganado concursos y obtenido múltiples distinciones. Ciudad del Mar es obra de exquisita pulcritud, elegante tejido de sólidas y airosas láminas de hormigón blanco, cual barco de piedra, hito de la imagen que ofrece la ciudad al mar, por eso se incluyó justificadamente en el inventario de Bienes del Patrimonio Inmueble de Andalucía y en consecuencia es edificio catalogado por el Plan General. Puede comprobarse que se encuentra en perfecto estado de conservación, por lo que no deja de sorprender que se pretenda demoler en lugar de completarse para su puesta en uso como hotel.

La Autoridad Portuaria de la bahía de Cádiz tramitó la instalación de un hotel en ese espacio mediante expediente denominado 'Solicitud de parte con concurrencia de proyecto' que finalmente se adjudica a la sociedad Puerto América S.L. Tal vez en las condiciones de la licitación debió incluirse la obligatoriedad de cumplir el planeamiento que protege la estructura actual. No se hizo así y los promotores muestran ahora su proyecto que exige una demolición cuyo coste va a resultar muy elevado. La pieza existente está compuesta por losas y pantallas de hormigón armado de alta resistencia y considerable espesor, cimentada mediante pilotes con veinte metros de profundidad que atirantan el conjunto. No resulta posible el procedimiento de voladura controlada sino una operación compleja de tremendo impacto ambiental, por la polvareda tóxica que levantaría y la dificultosa gestión de los residuos. A juicio de varios especialistas consultados resultará mucho más cara la complicada demolición que la construcción del nuevo edificio lo cual podría hacer inviable una inversión que quizás no se ha valorado de forma realista. Es lógico que los promotores hoteleros manejen unas distribuciones para optimizar recursos susceptibles de implantarse en diversas situaciones pero la circunstancia de esta obra y su ubicación creo que exige una solución no estandarizada.

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