Las otras variantes

A la tontería le pasa como al coronavirus, que no conoce fronteras

Felicidad Rodríguez

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A la tontería le pasa como al coronavirus , que no conoce fronteras. También, como el coronavirus, tiene variantes locales que se extienden como la pólvora; al fin y al cabo, ya lo dice el refrán, todo se pega menos lo bonito. En junio ... pasado, cuando todavía no le habían aparecido variantes sudafricanas, brasileñas, británicas… al bicho de Wuhan, ya una variante norteamericana de la tontería fue la que se encargó de derribar, entre otras, la estatua de Fray Junípero Serra por «colonialista genocida», o destrozar la de Cervantes, ese «bastardo esclavista», en el Golden Gate de San Francisco. Y como la tontería tiende a expandirse, ahora se ha identificado una nueva mutación local en Oxford. En su Facultad de Música proponen «descolonizar» el plan de estudios por su «complicidad con la supremacía blanca» y eliminar enseñanzas obligatorias como la dirección de orquesta. A este ritmo nos quedamos sin Concierto de Año Nuevo y habrá que ir pensando donde esconderse para escuchar a Bach, Mozart, Beethoven o Schubert. Ante tamaño dislate de la británica universidad, como para no sospechar todavía más de la vacuna de Oxford-AstraZeneca. También hay riesgo de que, igual que ha pasado con la variante B.1.1.7 británica del coronavirus, que ahora es la que se impone por estas tierras, también la variante británica de la tontería termine por imponerse más pronto que tarde.

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