Más allá de Cádiz

La huella de la historia de Cádiz, de la provincia entera, de los sucesos de aquí ocurrieron, o de sus personajes, ocupan sitios importantes en muchos lugares del mundo

Hoy, 31 de agosto, es el aniversario de la batalla del Trocadero cuyo bicentenario se cumplirá coincidiendo con el año de las próximas elecciones municipales. Aquel día de verano de 1823 las tropas del duque de Angulema, que meses antes habían cruzado los Pirineos, llegaron ... a la Bahía y los Cien Mil Hijos de San Luis, aunque seguro que eran un poco menos y que no todos eran franceses, cruzaron el caño del Trocadero, llegaron a la isleta y tomaron el fuerte de San Luis; lo del nombre de las tropas y el de la fortificación es mera coincidencia.

El mismo castillo desde donde las fuerzas napoleónicas asediaron Cádiz unos años antes y desde donde tiraban las bombas con las que las gaditanas, supuestamente, se hacían los tirabuzones. Esta vez, sin embargo, Cádiz se rindió a los tres días. Así acabó el trienio liberal, de manera que la Constitución de La Pepa duró menos que una legislatura de las de ahora, y eso que últimamente tampoco se caracterizan todas por durar lo que tienen que durar. De la batalla del Trocadero quedan pocos recuerdos en Cádiz, Puerto Real y en la Bahía; en el maravilloso enclave natural de la isla, frente al fuerte de Cortadura, solo los restos del fuerte de San Luis. Si alguien quiere rememorar la batalla del Trocadero, ahora que las restricciones por la pandemia se van levantando, lo mejor es pasarse por París y desde la torre Eiffel, a la que de nuevo se puede subir, admirar, croissant en mano, la perspectiva de los jardines y de la plaza del Trocadero, allí en la colina de Chaillot donde los franceses celebraron la victoria y que mantiene el nombre del enclave gaditano.

La huella de la historia de Cádiz, de la provincia entera, de los sucesos de aquí ocurrieron, o de sus personajes, ocupan sitios importantes en muchos lugares del mundo. Durante un paseo por el Coliseo romano, al que también ya se puede entrar con certificado Covid, podemos hacer un descanso en los sitios reservados para los gaditanos, tal como identificaron los profesores Alicia Arévalo y Darío Bernal en la leyenda Gaditanorum, de los gaditanos, grabada en asientos privilegiados del graderío. El detalle se lo debemos a Lucio Cornelio Balbo, ese señor, al que ahora con las paradas por los atascos, podemos fijarnos con más detalle en la rotonda de acceso al Campo del Sur.

Junto a su tío construyó el Teatro Romano y posiblemente de su influencia en el imperio algo tuvo que ver el botín que se trajo tras su etapa como cónsul en África, y tras vencer a las tribus bereberes, aunque esto último con los tiempos que corren quizá no sea oportuno mencionarlo. Quien quiera recordar, fuera de Cádiz, lo que significó El Pópulo en el siglo XVIII, o lo que representaron Jorge Juan y Antonio de Ulloa puede trasladarse a la Ciudad Mitad del Mundo al norte de Quito, aunque realmente con la pandemia, y los precios de los aviones, eso está un poco más complicado.

Más fácil es acercarse a una de las plazas más famosas del mundo, la londinense Trafalgar Square, para recordar lo que pasó frente a los Caños de Meca mucho antes de que se pusieran de moda sus playas.

Y así, multitud de ejemplos, de manera que las posibilidades de hacer turismo histórico gaditano no se acaban ni en la provincia ni en el acceso a Cádiz Norte.

Artículo solo para suscriptores

Accede sin límites al mejor periodismo

Ver comentarios