En Cádiz, sin aparcamiento

Que cada día es más difícil aparcar en Cádiz no es algo difícil de comprobar

Adolfo Vigo

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Que cada día es más difícil aparcar en Cádiz no es algo difícil de comprobar. Solo se tiene usted que dar una vueltecita con el coche y podrá comprobar cómo el buscar un sitio donde dejar el vehículo se convierte en toda una película de aventuras.

Por un lado, está la brillante idea de quitar zonas de aparcamientos. Bien sea por el carril bici, o bien, porque al Ayuntamiento se le ocurre peatonalizar toda una bolsa de estacionamiento como es la plaza de España, ponen en serias dificultades a los propietarios de los vehículos para poder dejarlo en la calle.

Ahora para ponerlo más difícil, desde el Ayuntamiento se sacan de la manga unos nuevos parquímetros en los que hay que introducir la matrícula del vehículo y que impiden renovar el ticket de la zona azul después de tres horas de aparcamiento. Esto plantea dos graves problemas para la ciudad. Por un lado, la zona azul no solo la utilizan las personas que vienen de paseo a la ciudad, sino también trabajadores. Estos ahora se verán forzados a tener que abandonar sus puestos de trabajo para ir a cambiar el coche de lugar de aparcamiento y poder volver a dejarlo en dicha zona azul. Pero ¿y si el aparcamiento se encuentra en la misma zona azul en la que estaba aparcado inicialmente el coche? Es decir, si tengo el coche aparcado en una bolsa de aparcamiento regulada por el parquímetro y al ir a moverlo hay otra plaza libre ¿puedo moverlo a esa plaza? Pues entiendo que no, ya que al estar regulado por el mismo parquímetro y al tenerle que meter la matrícula me denegará el dejarlo ahí. Por lo que, aun habiendo sitio, tendré que desplazarme a otra zona donde poder dejar el coche y donde la matrícula sí sea aceptada por el moderno instrumento de tortura de conductores.

Por otro lado, en una ciudad donde a su equipo de Gobierno se le llena la boca con la defensa de la naturaleza, los espacios verdes y demás, la medida que promueve no es para nada beneficiosa con la ciudad, ya que cada tres horas esos vehículos que se encontraban correctamente aparcados tendrán que ponerse en marcha. Esto implicará que cada tres horas habrá más tubos de escape vertiendo sus gases contaminantes a la atmósfera, lo que conllevará mayor emisión de monóxido de carbono, entre otros, que redundará en la calidad de del aire que respiraremos los gaditanos.

Detrás de toda esta renovación de parquímetros con sus limitaciones estacionales se esconde un único propósito, un afán recaudatorio por parte del ayuntamiento. Con esta medida, junto con el hecho de que los aparcamientos públicos de nuestra ciudad no son para nada baratos, se pretende sacar un beneficio extra para los presupuestos tocados del ayuntamiento. Esta limitación de tiempo implicará que en más de una ocasión nos encontremos con un recuerdo en el parabrisas de nuestro vehículo, bien porque se nos haya pasado la hora de mover el coche o bien, porque se nos haya hecho imposible el acudir en el momento oportuno a mover nuestro vehículo porque estemos trabajando o porque en ese momento estemos haciendo alguna gestión que nos impida acercarnos.

A esto se le sumará que el hecho de tener constantemente a los vehículos moviéndose llevará a más de una persona a dejarlos directamente en los aparcamientos, beneficiándose los aparcamientos de Emasa de ese hecho.

En definitiva, una pesadilla aparcar en nuestra ciudad.

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