La nueva fiscalidad andaluza

El dogma de que los ricos paguen más sólo afecta a familias y asalariados cuando se aplica mal, con mero afán recaudatorio

La Voz de Cádiz

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La discriminación fiscal entre comunidades autónomas ha sido un esencial caballo de batalla política silenciado, como cualquier otro apartado, por la urgencia sanitaria. Pero una vez aparecida la esperanza gracias a un efectivo plan de distribución de las vacunas (cuando las han hecho llegar a ... Andalucía) es tan legítimo como conveniente recuperarlo. Es una de las virtudes de nuestro sistema democrático (existe y es robusto por más que algunos interesados en el caos se empeñen en cuestionarlo) que las autonomías tengan capacidad normativa sobre determinados impuestos, especialmente en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas, al incrementar o reducir los tramos de la escala autonómica, además del impuesto de sucesiones y muchos otros. Así, dentro del marco normativo establecido por la Ley de Financiación de las Comunidades Autónomas, Andalucía tiene capacidad de maniobra para ajustar las retribuciones de los ciudadanos y las empresas. Si las ajusta, se limita a hacer uso de su capacidad legislativa y, en consecuencia, establecer una escala regional propia.

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