Kichi, con el metal, en misa y repicando

Ayer supimos que el alcalde de todos los gaditanos se ofreció a la Junta de Andalucía para ser el mediador en el conflicto que mantienen los trabajadores del metal con la patronal, Femca. En una conversación con la consejera de Empleo, Rocío Blanco, mostró su propósito de «ser útil» en todo este conflicto. Es decir, después de haber contribuido con sus discursos y sus actitudes a alentar a los manifestantes más radicales, el alcalde se muestra con la voluntad conciliadora de quien acaba de conocer el proceso. Poca confianza podrá tener la patronal en quien la acusó poco menos que de estar engañando y explotando a los trabajadores. Como tampoco es previsible que confíe en él una administración de la que ha dicho que no es fiable en una de sus alocuciones. Curiosamente, esa revolución contra las instituciones la formuló contra un antiguo camarada, Enrique Santiago, director de la agenda 2030 y secretario general de un Partido Comunista que, según lo publicado en las redes sociales de Kichi, parecería ahora uno de los mayores enemigos del movimiento obrero.

El alcalde que parece disfrutar repartiendo gasolina quiere, ahora, ser uno de los bomberos del fuego que se ha prendido para que en Madrid lo tuvieran en cuenta. Tiene razón en sus arengas cuando dice que el pueblo de Cádiz se juega mucho, pero quizá olvida qué es lo que se juega. Se está jugando el respeto del resto de la sociedad y del resto de las instituciones, y con actitudes con la exhibidas en los últimos días no se contribuye a cimentarlo. Quizá para él mismo requiera, también, algún mediador. Habrá que ver quién se presenta voluntario.