OPINIÓN

Se buscan niños

Ya sin la justificación de la crisis, la provincia registra el menor número de nacimientos en seis años

Los tiempos están cambiando. Han cambiado. Atrás quedaron más de ocho años de la peor recesión económica que España haya vivido en su etapa democrática. Con miedo generalizado al paro, a la nueva pobreza, que deja una profunda huella social. La de tener menos hijos, o ninguno, es una reacción tan lógica como humana y generalizada. Atrás, lejos, quedan los tiempos en los que el jovial Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero regalaba billetes de 50 euros, unos cuantos, a los que tuvieran un hijo por el simple hecho de tenerlo. T

ambién quedan lejos ya esos años en los que el proceso de escolarización para niños de Infantil de tres años se convertía en un auténtico rompecabezas para las familias gaditanas. Los ajustes de puntos, los domicilios falsos, los divorcios exprés o los detectives privados han pasado a un segundo plano, afortunadamente han caído en el olvido. Ya no hay tantos niños a los que meter como sea en el colegio deseado. Ahora son los colegios los que se anuncian deseando niños.

Ahora son los centros escolares los que tienen que contratar publicidad para llamar la atención de los padres que tienen diversas opciones. Ya nadie está dispuesto a hacer trampas para que su vástago entre en un centro idealizado. El decrecimiento demográfico que sufre la provincia, y España en general, ha servido, al menos, para satisfascer el deseo de los padres en la elección del centro de estudios para sus hijos.

Es una tendencia que permanece en el tiempo. El dato conocido ayer habla de la natalidad más baja en la provincia en los últimos seis años. La mitad de esos cursos ya no venían con la excusa de la dura crisis de consumo e ingresos. La bajada de la natalidad es una realidad que ha llegado para quedarse también a la provincia de Cádiz, donde se daban algunas de las cifras más altas dentro del páramo de vida nueva que es la vieja Europa. Este radical cambio de tendencia es aún más acusado en los grandes núcleos urbanos: en Cádiz, Chiclana, Jerez, Algeciras, Puerto Real, San Fernando o el Puerto. Es curioso que ahora el problema, el temor, sea otro. Ya nadie cree que se quedará sin su plaza deseada. Ahora el desequilibrio viene por el envejecimiento de la población, por el empobrecimiento de una sociedad cada vez con menos niños, con menos jóvenes, con menos contribuyentes, con menos fuerza...

Y cada vez con más pensionistas.

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