Ausencias notables

Algunos de los grupos y autores más señalados de nuestro Carnaval han anunciado que no participaran en el Falla

Nandi Migueles

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Algunos de los grupos y autores más señalados de nuestro Carnaval han anunciado que no participaran en el venidero concurso del Falla. La chirigota de El Sheriff ha sido la última en anunciar su no presencia. La lista sigue creciendo junto a otros como el coro de Luis Rivero, la comparsa de Tino Tovar, la chirigota chiclanera de los Molina y el cuarteto de Javi Aguilera. Seguramente no serán los últimos en comunicar su baja para el próximo certamen de agrupaciones. De muchos es sabido que éste que les escribe hace descansos oportunos en algún que otro año salteado. Siempre he tenido motivos para hacerlo y de diversa índole, algunas veces de fuerza mayor o en la mayoría de ellas, por descanso. En la mayoría de éstos casos mencionados sus autores han comentado que no saldrán como consecuencia meditada por el resultado en la clasificación del Concurso y la pérdida de ilusión por tantos desengaños.

La ilusión es aquello que ponemos, sentimos o tenemos para conseguir algo atractivo, placentero y beneficioso en nuestras vidas. En el Carnaval, la ilusión es distinta a la que solemos poner en la realidad. La ilusión por ganar o ser reconocido en un Concurso tan singular como el nuestro tiene muy poca sostenibilidad. Poca consistencia tendrá ese sueño de recoger los laureles del éxito como para que esto sea uno de los pilares básicos y fundamentales al sacar una agrupación cada año.

La ilusión en un proyecto hay que ponerla en otras miras, no en cómo vayas a quedar posicionado en el Concurso. El que salió conmigo sabe cuál es mi filosofía. Preparar y ensayar el nuevo proyecto para conseguir lo máximo, o sea ganar, pero siempre con la premisa de divertirnos y entretenernos durante su preparación y ensayos. De nada sirve estar ilusionados en aquello que haces si después se viene abajo al no conseguir lo que pretendías. La meta es el camino. La ilusión es el medio de transporte en ese camino.

Cuando solamente ponemos nuestras ganas, nuestra ilusión y el esfuerzo en las aspiraciones por ganar, todo se sostiene con algo efímero y muy frágil. El gusto del público, la valoración particular del jurado y la propia interpretación en el día de la actuación, son elementos imprevisibles para todos. Con ellos no se puede contar.

El público responde a emociones y sentimientos. El jurado, a muchas variables: desde su conocimiento musical hasta la amistad con un componente. Y la interpretación en el día de actuación te puede llevar a un camino u otro. Si te sale perfecto vas por buen camino, pero si en cambio dejas mucho que desear en tu primera puesta de largo, tu pasaje empieza a tomar otras rutas alternativas distintas a las de ganar. La motivación para arrancar debe de empezar por el propio autor, pero nunca en las aspiraciones de éste en el triunfo.

Seguramente saldrían menos autores y agrupaciones si esa ilusión por ganar la dirigieran en disfrutar cada día con los suyos y reencontrarse cada noche con la música y la camaradería, pero aunque fuésemos menos nadie nos quitaría la ilusión por este hobby. Ni el veredicto de un jurado, ni la crítica de una pluma envenenada, ni el periodista resentido con el mundo, ni el propio público, ni la inspección de hacienda, serían capaces de borrar de nuestras caras la ilusión y las sonrisas que nos provocan el placer de disfrutar de la música con nuestros amigos.

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