De la llegada de Alfonso de Palencia

Las excavaciones en el entorno de Baelo Claudia deparaban una sorpresa que iba a cambiar ese día y estas columnas durante dos meses

Andrés G. Latorre

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Durante julio y agosto, retomo la vieja costumbre en prensa de emplear la columna de opinión como solaz literario. Cualquier parecido de los hechos con la realidad es pura coincidencia.

La historia comienza un día cualquiera de primavera. Podríamos gastar adjetivos a la hora ... de hablar del entorno, del mar, de la brisa… pero hacía más de 40 grados en ese agujero y César y Víctor , integrados en el equipo de arqueólogos que estaban trabajando en las excavaciones de Bolonia, no hacían sino maldecir el garum, las villae y al primer Escipión que puso la chancla en esta tierra. La música que se oía era una retahíla de quejas sobre los contratos de los investigadores y la poca financiación de los proyectos. «No me mires, yo voté a Casimiro », decía con retranca uno, a lo que el otro replicaba, «pues anda que yo, que lo hice por Susana …». Ellos que se imaginaban descubriendo el Arca de la Alianza o una nueva Dama de Elche ahora se conformaban con hallar el asa de un ánfora o la toalla de una terma.

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