Coronavirito y zapatos de gamuza azul

Y ahora que la criatura no nos ve, le comento, amigo lector, habrá que hacerle una fiestecita a este constante, perenne e incansable amiguito que se ha hecho este hueco en nuestros corazones y fosas nasales, ¿no le parece? Él se lo merece, ha sido su presencia más constante que la de Miriam y Quique en el Carnaval y sus resultados, más predecibles que los del Cádiz, aunque su ascenso, la verdad, no nos ha alegrado tanto. Ya sé lo que me va a decir, que a él le hará ilusión que en la fiesta nos juntemos todos y que, abrazados, gritemos a salivazo lleno eso de ‘ We are the Champions ’, pero no vivimos en Madrid y estamos sujetos a ciertas normas.

Y ya que hemos decidido hacer la fiesta y estamos cerrando el número de invitados (llevaremos esas banderas que todos sabemos por si la Subdelegación pone pegas) habrá que pensar en qué música le ponemos al chico. El ‘ Cumpleaños feliz ’ de Parchís podría estar bien por aquello de que pensábamos que nos iba a comer un mes y se ha contado 20. Podríamos poner el ‘ Resistiré ’ del Dúo Dinámic o, pero no me comprometo a no tirarme por los bloques. Le voy a sorprender, creo que la más acertada que podríamos poner sería esa de Moris de ‘ Zapatos de gamuza azul ’. Porque al virus le hemos dicho que nos puede matar, asesinar, nuestro dinero robar, nuestro coche nuevo estrellar pero que nunca, nunca, nos pise los zapatos de gamuza azul que son nuestros bares, el seguir comportándonos como si casi nada importara, como si no hubiera un mañana esperando a la vuelta del horizonte. Podemos tener 700 muertos sobre la mesa pero nos hacemos trampas para que nos pongan otra ginebritalimón en el bar de abajo, que alzamos con brío aunque unas traviesas gotitas caigan en nuestros zapatos de gamuza azul, zapatos de gamuza azul.