La chulería de Don José María
Ante las críticas por los cambios de sitio de los nombres de las calles, así como por el nuevo nomenclátor, nuestro excelentísimo alcalde no ha tenido otra salida de tono que mandar a empadronarse a otra ciudad a los que no les guste
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Iniciar sesiónAl igual que la tacañería dicen que es propia de los catalanes, que los gallegos no se sabe si suben o bajan y que los andaluces somos los graciosos de la Península, se dice que la chulería es propia de los madrileños y creo que ... también debe ser intrínseco a los nacidos en Rotterdam.
Ante las críticas por los cambios de sitio de los nombres de las calles, así como por el nuevo nomenclátor, nuestro excelentísimo alcalde, Don José María, no ha tenido otra salida de tono que mandar a empadronarse a otra ciudad a los que no les guste.
El talante democrático de nuestro regidor vuelve a desaparecer una vez más y, haciendo gala del extremismo que lo caracterizó en su día (recuerden aquello de «la próxima visita será con dinamita») la persona que debiera de gobernar en esta ciudad para todos los gaditanos y para todos los que viven en esta mágica ciudad manda de Cortadura para afuera a todo el que no comulgue con sus ideas. Y es que si la cabra tira al monte, nuestro alcalde tira a la extrema izquierda, esa que no quiere que pienses sino que acates lo que te dice como «dogma de fe».
¡Ay, si eso lo hubiera dicho Teófila! En ese preciso momento se hubieran montado la más grande en nuestra ciudad. No habría pasado ni un minuto y ya el Kichi y su pareja, la que tampoco es de Cádiz, ya hubieran estado enfocados por una cámara de Ferrera, el de La Sexta, haciendo declaraciones incendiarias sobre la regidora.
Hubiera desempolvado su compañero de mítines, el megáfono, y lo tendríamos vociferando a pulmón en grito sobre la discriminación que resulta dicha declaración. Pero claro, el Kichi es el Kichi, y eso no ha sido más que una gracia, la gracia de la máxima representación civil de la ciudad que manda a los que no piensan como el a «tomar por sotavento» y marcharse de la ciudad.
El mismo alcalde que prometió traer por el segundo puente a todos los gaditanos que se habían marchado nos invita a los que no pensamos como él o criticamos su nefasta gestión al frente de la ciudad a irnos de la misma.
Pues sepa un cosa, señor alcalde, ante dichas operaciones matemáticas de sumar y de restar, me da que la cuenta le seguiría saliendo negativa porque, a poco más de un año para las municipales, cada vez son más voces en Cádiz las que se alzan contra su pésima gestión municipal, incluso hay muchas personas que en su día lo defendían y votaron que hoy, de puertas para dentro, critican su trabajo al frente del Consistorio y se muestran decepcionados por el equipo de Gobierno.
Y ya, para concluir, le digo una cosa. Ni me ha gustado ni me gusta lo que su equipo, con usted a la cabeza, está haciendo en mi ciudad, la que me vio nacer hace 47 años, y la que me escuchó llorar por primera vez. La ciudad que desde que mi madre me parió me ha tenido de vecino y en la que, si Dios quiere, viviré toda la vida. Y no será usted ni ningún otro como usted el que me tiene que echar de mi ciudad, porque usted está aquí para ser el alcalde de todos, tanto de los que lo han votado como de los que no lo han votado.
Habrase visto más chulería que la de Don José María.
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