Apunte

El uso del arma de los que nos defienden

Los agentes dicen sentirse a menudo desamparados cuando ante graves hechos tienen que disparar y asumir las consecuencias

La Voz de Cádiz

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Son los que saben sobre la realidad de la calle. Los que ven y viven lo que hay. Los que están cuando se les necesita. Y los que intermedian por cualquiera, hasta por el que está causando problemas, cuando toca. Sin embargo, ellos, los agentes de los diferentes cuerpos de seguridad, dicen sentirse a menudo indefensos. Con poco apoyo. Incomprendidos muchas veces. Sobre todo cuando, por cuestiones de trabajo, de garantizar la ley y el orden y la vida, tienen que utilizar su arma de fuego.

Hoy lo cuentan algunos de ellos en este periódico. Todos los que hablan se han visto en más de una ocasión en extremo peligro de perder su vida. Todos ellos han podido experimentar lo que te puede pasar si eres policía o guardia civil y acudes a una llamada de riesgo en vez de pasar de largo o hacerte el tonto para que vaya otro. Han sentido el frío de la muerte e incluso han temblado al apuntar o esquivar una bala o un puñal. Y siempre lo han hecho para que el atacante no agrediera a otra persona que también, como ellos, era inocente. Es decir, estuvieron donde tuvieron que estar.

Tras el horrible suceso ocurrido en Andújar con la muerte de un policía nacional en una intervención ante una persona fuera de sí, y después de otro episodio similar el otro día aquí en Cádiz, en Rota, de nuevo, se ha vuelto a poner el foco en el uso que los agentes tienen que hacer de su arma. De esa herramienta que llevan no para tenerla sujeta en una funda simplemente, sino para utilizarla si es necesario. Pero, ¿cuándo es necesario? Y ahí está el problema. Que en muchas ocasiones tienen miedo de sacarla y usarla. Que temen más lo que venga después por lo que hagan, que al propio delincuente. Sin embargo, las condenas por estos hechos no suelen llegar si está plenamente probado que actuaron en el ejercicio de sus funciones. Pero aún así tienen que pasar muchos años esperando en el banquillo para que alguien les diga que pueden estar tranquilos, que no irán a la cárcel si hicieron bien su trabajo. Por eso piden que se les cuide. Por eso necesitan de un mayor entendimiento. Para que nos protejan siempre. Bien y seguros.

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