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Torpe gestión municipal en la factura eléctrica

El alcalde se presenta como una víctima más pero es una persona que puede influir en el precio que pagan sus vecinos. Cosa distinta es que sepa

La Voz de Cádiz

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El alcalde de Cádiz está convencido de que presentarse como un ciudadano más –que paga una factura por la electricidad tan intolerable como la de cualquier vecino– le exime de cualquier responsabilidad. Su ineptitud llega al punto de lamentar en redes sociales –vehículo de comunicación con sus convecinos– que ha pagado unos 140 euros por el suministro de un mes. Y se queda tan tranquilo. Con ese truco tan simplón, ordinario, trata de ocultar una realidad incuestionable: a él, a sus compañeros de equipo de Gobierno, cabe pedirles alguna idea, alguna medida, para recortar ese precio. Ellos están en disposición de hacerlo. El resto de ciudadanos con los que trata de compararse, no. De hecho, para buscar soluciones le eligieron los gaditanos en junio de 2015. Para lamentarse y clamar contra la injusticia servimos todos. Para encontrar algún alivio, alguna salida, alternativas, no estamos capacitados todos. Por eso elegimos representantes, con la esperanza de que sean algo mejores, algo más capaces que nosotros. Ya sabemos, como remacha un día tras otro Eléctrica de Cádiz (empresa municipal) que esta subida tan alarmante se debe «al sostenido encarecimiento de precios en el mercado mayorista». Sin embargo, con ese mismo punto de partida tan negativo, algunas empresas han sido capaces de ofrecer precios más bajos a los consumidores y Eléctrica de Cádiz, no. De ahí que casi 700 usuarios hayan emigrado desde la compañía municipal hacia otras, privadas. Si se van es porque otros dan mejor precio y eso demuestra que es posible rebajar algo la factura al ciudadano.

La empresa municipal mantuvo los precios bajos durante toda la pandemia para evitar el perjuicio económico que podría suponer para familias y negocios una subida del la luz. A cambio, se desangraba, se arruinaba. Para volver a la vida, tuvo que traspasar el gran pico de precios a los ciudadanos, en mayor medida que otras compañías. Esa es la realidad. Se puede demostrar de forma numérica. Lo que no hay forma de ilustrar y respaldar es esa pose municipal que viene a decir «yo no tengo nada que ver». Resulta que sí, que influye en los precios, y para mal.

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