La ciudad de la justicia y la sensatez

El inventado agravio clasista denunciado por Kichi queda en un ajuste bien resuelto entre dos administraciones

La Voz de Cádiz

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Es bien sabido que al alcalde de Cádiz y a sus conmilitones les gusta el ruido. En su momento, González Santos 'Kichi' incluso era un frecuente usuario del megáfono. Puede ser la única explicación lógica tras el episodio de la Ciudad de la Justicia. Se abrieron los montes y parieron un ratón. El nuevo consejero de Justicia de la Junta, José Antonio Nieto, aseguró en una entrevista a LA VOZ y ABC –hace apenas una semana– que el espacio era insuficiente, que no quería poner en marcha un recinto tan importante y esperado que nacía lastrado por la escasez de suelo y, por tanto, no podría acoger todas las instalaciones que Cádiz necesita agrupar. Hablaba de una reunión con el Ayuntamiento para buscar fórmulas de ampliación. Nada más. Afirmaba Nieto que no merecía la pena poner en marcha un proyecto tan necesario y perseguido (paralizado por la administración autonómica socialista entre 2001 y 2018) para que se quedara pequeño nada más inaugurarlo. Eso era todo. De esa afirmación, el alcalde de Cádiz hizo una mecha para encender uno de sus habituales espectáculos pirotécnicos. Inmediatamente tiró del catálogo de dramática retórica catastrofista: traición, abandono, puñalada... Incluso justificó en un paranoico clasismo de barrios la decisión. Habló de movilizaciones. No han pasado ni 15 días cuando se ha sentado con el consejero de Justicia y han acordado una ampliación de la utilización, edificabilidad, del espacio en los antiguos depósitos de Tabacalera en Loreto. El terremoto social, el volcán de marginación que achacaba a la Junta, al PP, se queda en un apretón de manos, en un pacto, un cambio administrativo y un entendimiento: era necesario más espacio, era posible y así se hará. Podría decirse que todo queda en nada pero sería faltar a la verdad. El debate de gestión, el técnico, ha quedado bien resuelto. Habría sido una irresponsabilidad aceptar un proyecto a sabiendas de que tenía graves carencias. El otro, el político, ha demostrado cómo se maneja cada cual. La Junta, Justicia, dijo lo que debía y reclamó soluciones que se han alcanzado con una simple reunión. El Ayuntamiento de Cádiz intentó una lanzar una traca, una retahíla de gritos dolientes con un argumentario trasnochado y falso. Queda claro cómo actúa cada cual, cómo trabaja y se maneja cada institución o, mejor dicho, las personas que ahora las dirigen.

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