La tierra sigue viva

Detenerla no está en nuestras manos, pero sí alejarnos de los espacios cuyos peligros acechan

José María Esteban

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Cuanto más conocemos, y hemos viajado mucho y lejos, más inmenso y sorprendente nos parece el mundo. Las personas que lo poblamos desde hace miles de años, hemos ido creando ciudades que son la frágil extensión formalizada hacia arriba del suelo que pisamos. Los enclaves ... urbanos tallan las formas modelándolas como material propio y pasajero. Atienden a condiciones de agua potable, bienes, fenómenos atmosféricos y sobretodo configuraciones y materialidades geográficas. Sucede demasiadas veces que nos da por situarnos en parajes de ingrata cohabitación con los desperezos del planeta. Turquía y Siria, ahora reiterada y terriblemente, Japón, Centroamérica o los miles de islas en los océanos, dentro de circuitos volcánicos, describen un histórico de avisos que indican que allí, la naturaleza nunca va a ser amable con nosotros. La Tierra nos advierte muchas veces que sigue su evolución geológica. Su formación en este nuestro mundo prestado, pertenece al universo cambiante. Pero no hay peor ciego que el que no quiere ver.

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