OPINIÓN

La envidia, esa desconocida

Uno de los principios que hace que las sociedades progresen, es la distancia entre el respeto a los que se esfuerzan y triunfan honestamente

José María Esteban

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Érase un lugar, donde se decía que la mitad de los ciudadanos se levantaban para tratar de derribar a la otra mitad. Había hasta especialistas en ello. Se interpretaba como la expresión de que los más envidiosos se cargaban a los que destacaban de alguna forma. Hay sistemas que alimentan este aserto, dependiendo de sus culturas sociales, sus desarrollos y de sus impotencias no superadas. Podríamos decir que, parte de la historia de algunos sitios consiste en un cúmulo de guerras soterradas de personas relativamente poco esforzadas e impotentes, contra otras ilusionadas, trabajadoras y útiles. Como decía Aristóteles: «No se es capaz de desechar ese dolor ocasionado por la buena fortuna de los demás».

Uno de los principios que hace que las sociedades progresen, es la distancia entre el respeto a los que se esfuerzan y triunfan honestamente, siendo referentes, y la falta de dignidad de otros por discapacidades personales o vengativas. El esfuerzo de los que trabajan, sobresalen éticamente en sus áreas y triunfan, es algo que se valora de muy diferentes maneras según los países. El impulso respetuoso para progresar da más plusvalías a tu tierra y la hace más rica. Es muy valioso que ese latido se mantenga y sea el mejor objetivo para los avances de un destino.

Economic Affairs coordinó en 2022 una encuesta de Ipsos MORI sobre el objeto de las envidias sociales. Se realizó en Francia, España, Alemania, Italia, China, Suecia, Estados Unidos, Gran Bretaña, Corea del Sur, Vietnam y Japón. Trataba de conocer cuáles eran las actitudes del colectivo encuestado, unas 1.000 personas por cada país, hacia la riqueza o personas ganadoras. Una de las preguntas era: ¿Cuán importante es para Ud. llegar a ser rico? Los resultados fueron diversos. En E.E.U.U, por ejemplo, la respuesta fue del 28%, en los países asiáticos era del 58%, siendo Vietnam con el 76 % el país donde buscar la riqueza es particularmente importante, más para las mujeres que para los hombres. España está en el 31%. Sin embargo, la envidia social hacia los ricos en esos países asiáticos es mucho menor. Hay autores que han trabajado este fenómeno, destacando el liberal alemán Rainer Zitelmann, en «El capitalismo no es el problema, es la solución» (2021) o «Los ricos ante la opinión pública» (2022) en unión Editorial.

Los prejuicios influyen mucho en las opiniones. Los que conocen a personas notables tienen mejor opinión de su honestidad, que aquellos que solo los conocen por los blogs, opiniones o películas. Las actitudes más positivas son la de aquellos países que valoran más llegar a triunfar, porque hay mayor respeto por los que llegan a lograrlo. Las más negativas son las de los franceses, seguidos de los españoles y los alemanes, con índices cercanos. En resumen, España es uno de los países que menos valora los logros de los demás y además los envidia mucho. Dice el proverbio castellano: «Rico y de repente, no puede ser santamente». Un desequilibrio que no ayuda a prosperar.

Aunque las generalidades son injustas, y el concepto «rico» podría también tener otros muchos significados, podemos deducir que somos un país con muchos envidiosos y lo confirman las encuestas. Es evidente que este pecado capital, habita en nosotros, más que en otros lares. No tanto para hacernos mejores, sino para embarrar los caminos, complicarlos y no pasar antes por la consideración y el respeto que merecen muchas personas. «Como al hierro la herrumbre, al hombre la envidia consume», dice otro dicho popular. Salud, y envidiad lo mínimo posible…

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