OPINIÓN

Ciudades más amables

Poblaciones como nuestro Cádiz o las de la Bahía, tienen dimensiones abarcables y con posibilidades de entender cuáles son los itinerarios que debemos tomar para hacerlas, todavía más vivideras

José María Esteban

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Está de moda, los gestores y arquitectos buscamos hacer ciudades más amables. Como si fueran antipáticas. La ciudad es el auténtico fundamento habitable que permite vivir seguro y feliz al humano. Le dota de confort, alimento, protección, defensa y sociabilidad. Colegas como Manrique, Lloyd Wright, ... Aalto, Mari, Nakashima, Corey, Foster, etc., ya en el siglo pasado, eran maestros en la sostenibilidad. Ahora todo se pregona como tal, y procuramos hacer urbes más agradables y autosuficientes, utilizando los mínimos recursos. Hay un delicioso librito editado en 1970, titulado «Breve historia del urbanismo», su autor fue el compañero Fernando Chueca Goitia, que realizó la Catedral de la Almudena de Madrid y otras nobles arquitecturas. Pues bien, este librito, que les aconsejo compren, resume muy sabiamente la historia del urbanismo y sus diseños de mejora y razonabilidad, adaptándose a los cambios de las sociedades. Con su lectura, nos damos cuenta cómo las ciudades se perfeccionan o se deterioran, haciéndose más simpáticas o desagradables, por el propio humano que las habita

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