OPINIÓN

Arquitectura de moda

Vivimos en un astro cuyas leyes físicas universales, aquí muy gravitatorias, nos obligan a crear artefactos perfectos y estáticos

Partamos de una reflexión que nos sitúe al principio, como la frase de nuestro universal Picasso: «El arte es una mentira que nos hace darnos cuenta de la verdad». El mundo camina sobre engaños en la búsqueda de sus propias verdades. Es cierto que los ... auténticos artistas, no todos, porque no es oro todo lo que reluce. pueden hacernos ver lo que los demás mortales, como ellos, no somos capaces de adivinar. Es un lenguaje que predice los cambios y las ideas del futuro. El legítimo arte busca esas certezas, a través de supuestos estéticos, por delante de lo real.

Siempre he defendido que la creación artística se debate entre la forma orgánica, propia de las naturalezas vivas y las estrictas normas tectónicas del planeta. Vivimos en un astro cuyas leyes físicas universales, aquí muy gravitatorias, nos obligan a crear artefactos perfectos y estáticos. Les explico lo de tectónico, en sentido preciso significa: correspondiente a la arquitectura, pero para diferenciarlo mejor de la naturaleza orgánica, lo sitúo más cerca de las normas generadoras del constructo planetario, hecho de reglas más obedientes. Todo lo que surge terreno y mineral en esta tierra, se convierte por obligación de la concreción mineral en formas de nítidos volúmenes. La estructura planetaria, modela bellamente y se basa en leyes, que generan cuerpos geométricos sujetos a leyes físicas de orden cristalográfico.

Las formas orgánicas son las que imitan seres vivientes que se ha generados en este mundo, llenos de curvas y formas muy diversas, sin planos, aristas ni vértices, y que ocupan casi toda la zona superior de la corteza terrestre. Lo tectónico que suele estar abajo, desde la pura forma esférica del planeta, hasta los cilindros, conos, cubos, paralelepípedos y otras tantas figuras, que son los poliedros. Habitantes mudos de nuestro espacio vital. El dialogo entre estas dos diferentes naturalezas nos obliga a compartir esta bola rodante. Una, vino después de la otra.

En resumen, los arquitectos como otros seres creativos, nos hemos situado entre estos dos ámbitos. Uno que imita a la silueta de animales, plantas, fractales y emotivas configuraciones existentes, y otro muy sujeto a la geometría y la dichosa ley de la atracción gravitatoria, por la que necesitamos sostener sobre el terreno nuestros objetos arquitectónicos a través de formulaciones matemáticas. La capacidad creativa discurre entre el útero o ameba y los rigurosos y definidos poliedros físicos.

Han sido las tecnologías quienes nos han ayudado, a través del saber de nuestra investigación y el conocimiento, a realizar los novísimos diseños de la arquitectura. Lo mismo que en otras artes, como la escultura, la pintura, las gráficas, etc., nuestras expresiones se edifican, de manera complementaria y biunívoca, entre estas dos vías generadoras. El enorme avance de las aplicaciones informáticas, nos ha permitido construir quimeras volumétricas y diseños imposibles de hacer en otros tiempos pasados… y lo que queda por venir.

Arquitectos como: Le Corbusier, Lloyd Right, Nouvel, Ando, Ghery, Ferrater, Libeskind, etc., o la más reciente y elocuente anglo iraquí, que se nos fue en 2016, la fantástica Zaha Hadid, han propuesto en sus proyectos ambas cualidades inspirativas, conjugando a la vez la naturaleza orgánica y la tectónica. Por eso, la confusión actual entre arquitectos y escultores nunca ha sido tan patente. Se llena el mundo de enormes objetos que simulan ser cubos, piñas, flores, etc., que uno no sabe si son arquitecturas o instalaciones. Salud y a disfrutarlas.

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