Al Filito

Jerez-Cádiz

A nadie, con dos dedos de frente, le preocupa cómo se llame el aeropuerto. Lo natural es que se denomine conforme a su localización

José Colón

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De nuevo salta la ocurrencia que alimenta páginas de periódicos locales y tertulias de garrafón y camiseta de licra. Como no tenemos bastante entretenimiento y despiste nacional con la matraca de las jugadoras de la muy femenina Selección de fútbol, a los gaditanos nos regalan un nuevo pasatiempo con la polémica del nombrecito que haya que darle al aeropuerto.

Ignoro quién ha sido el figura del que ha resurgido la idea, que no es buena ni mala, sino simplemente absurda. Probablemente tanto como el cargo que ocupa. Hagamos, no obstante, un ejercicio de comprensión. Algunas criaturas tienen que justificar la indecente cantidad de dinero público que cuesta mantener su moqueta, laboriosamente granjeada a costa de hinchar muchos globos, acariciar más lomos y sorber ingentes cantidades de baba de aquel a quien deben el puesto. Así que, a falta de capacidad, coraje y talento, dedican sus horas a crear espectáculos de circo virtual con el que rellenar huecos con los que escalar en la próxima lista electoral.

A nadie, con dos dedos de frente, le preocupa cómo se llame el aeropuerto. Lo natural es que se denomine conforme a su localización, pero -insisto- este debate sirve tanto a la sociedad como el genio que lo ha provocado.

Antes que gastar recursos y energías en pamplinas, mejor se haría en solucionar la deficiente conexión del susodicho aeropuerto con la Bahía. Quizás muchos de nuestros esforzados representantes públicos lo ignoren, pero deben ustedes ser conscientes de la sinrazón que domina este apartado de la red pública de transporte, así establecida desde hace años sin que nadie le ponga remedio:

TREN: Hay veintitrés trenes al día entre Cádiz y Jerez, dieciséis los sábados y doce los domingos y festivos, integrados en la red de Cercanías. De todos ellos, solo tres se prolongan hasta el aeropuerto. Y ¿creen ustedes que los horarios de esos ridículos tres trenes (de 23, 16 ó 12, según el día) se ajustan a los de los vuelos programados? Carcajéense: o llegan a lo justo, con el riesgo que supone de perder tanto el vuelo a la ida como el tren a la vuelta, o llévense dos libros y mucha paciencia para mitigar la espera de uno u otro.

Por su parte, la red de media distancia dispone de trece trenes diarios entre Cádiz y Sevilla, diez los sábados y nueve los domingos. De estos, la proporción que hace parada en el aeropuerto es un poco más coherente: ocho entre semana y cinco los sábados, domingos y festivos. Ahora bien, existe la misma descoordinación horaria con los vuelos y se añade el problema del mayor precio del billete (respecto a la red de Cercanías) y la dificultad que entraña reservar plaza (problema inexistente en los trenes de Cercanías).

AUTOBÚS: Solo dos diarios y uno los sábados, domingos y festivos, sin coordinación de ningún tipo con los vuelos. Ni los de llegada ni los de salida.

TAXI: No menos de cincuenta euros cuesta un taxi para llegar al aeropuerto o volver de él. Y eso con suerte.

Así que, si usted no disfruta de chófer, coche oficial y despreocupación absoluta sobre el valor de un peine, la única alternativa cómoda y segura para tomar un vuelo en clase turista (o regresar de él) en el Aeropuerto de La Parra, sin llegar al borde del colapso o morirse de tedio en la espera, es que alguien le lleve o recoja en coche. Porque, con el precio que impone AENA en su aparcamiento, le sale más barato el doble viaje de ida y vuelta y la convidá al alma caritativa que corresponda.

Y esta, amigos, es la realidad que subyace tras la tramoya y el artificio de tanta agenda 2030, tanta política eco-sostenible y tanto inútil dotado de teléfono móvil y tableta de última generación a cargo del contribuyente. Al final, lo que le salva el día es su cochecito sin pegatina de colorines y el amigo o compadre que nunca falla.

Y todo esto porque, en lugar de aplicar lógica y criterio a la red de transporte ya existente, un necio empoderado se dedique a jugar con los nombrecitos.

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