Amanece, que no es poco

Hay un partido político que, en lugar de robarnos dinero, propone devolvérnoslo, con una serie de medidas de recorte de gasto innecesario y superfluo como ninguno se ha atrevido a decir hasta ahora

Jose Colón

La Ley sobre la Memoria Histórica no es sino el reconocimiento tácito de una enorme incapacidad». Dicha cita no es mía, ni siquiera es literal. Recuerdo haberla leído, pero no soy capaz de precisar el autor ni el medio. Es muy posible que me la regalara Enrique García–Máiquez en alguno de sus artículos, pero creo que tampoco es suya, sino que él mismo la reprodujo al diseccionar alguna obra en una de sus colaboraciones.

En todo caso, ese título es la mayor verdad que se ha escrito sobre esa legislación y sobre su aplicación infame. El enunciado, desarrollado, viene a exponer que las acciones ridículas y revanchistas consistentes en la prohibición de ensalzar al Régimen, retirar los cartelitos del yugo y las flechas de las millones de VPO construidas por el Instituto Nacional de la Vivienda y, entre otras papardas, cambiar el nombre de las calles, sustituyendo a personas relevantes para la Historia de la Nación por presidentes de comunidad de propietarios, no viene sino a reflejar la tremenda incapacidad que han demostrado, hasta ahora, los gobiernos 'de progreso', para procurarnos a la ciudadanía una vida mejor que la que se nos ofreció hasta 1975.

El planteamiento es simple (tanto como sus redactores): Ha pasado casi medio siglo desde que el Generalísimo murió en su cama. Desde entonces, se han sucedido en el Gobierno –uno tras otro– tres partidos que, cada uno a su manera, vinieron a prometer «progreso» y un futuro «mejor» a todos los españoles. Y sucede que, desde aquel día, todos y cada uno de esos votantes, sus hijos y sus nietos, no han visto sino empeorar las condiciones de vida, laborales, de seguridad, de acceso a la vivienda… y solo hemos contemplado, durante todo este tiempo, cómo han 'progresado' los de siempre: los miembros de cada gobierno y sus camarillas, los enchufados, los mamporreros y los chiringuiteros. Cada vez más, en progresión aritmética, a medida que se incrementa la presión fiscal sobre el currito que tiene que soportar el mantenimiento de tanto sistema parasitario que le ahoga.

Podrían haberlo tenido fácil para evitar que se les comparara con «lo de antes». Hubiera bastado con dos principios muy simples: uno, el cumplimiento de la palabra; el otro, la satisfacción del interés general. En lugar de eso, han aprovechado cada momento en el poder para trincar, colocar y endeudar. Y, ante su incapacidad (y su indecencia) para que cada español pueda conservar un empleo, adquirir una casa y mantener una familia, optan por la solución más adecuada al nivel educativo que nos han procurado desde su llegada al Poder, prohibiéndonos la comparación: Si no puedo hacerlo bien, multo a quien hable bien de quien lo hacía mejor.

Pero hoy, día en el escribo esto (sábado, 8 de julio de 2023), contemplo un amanecer distinto. Uno en el que hay un partido político que, en lugar de robarnos dinero, propone devolvérnoslo, con una serie de medidas de recorte de gasto innecesario y superfluo como ninguno se ha atrevido a decir hasta ahora, con eliminación de instituciones, chiringuitos y parásitos a costa del currito contribuyente. Con medidas de apoyo a las familias y retorno de políticas fiscales beneficiosas (deducción por vivienda, tanto en propiedad como en alquiler; de IVA; de impuesto sobre la renta; beneficios por número de hijos…) y con un empuje y una determinación por hacer de este país uno mejor, que no necesite de políticas ridículas para evitar la comparación entre un gobierno que amparaba al trabajador con unos cualquiera que solo nos han utilizado para pagarse farras de putas y cocaína.

Evidentemente, no haré proselitismo alguno de ese partido. Dejo a su libre albedrío el ejercicio de su curiosidad. Solo déjenme darle una pista: Ni Txapote, ni el Tito Berni, ni el secretario general de cualquier sindicato, ni un independentista … ni siquiera el director general de una 'agencia autonómica de la vivienda' (por ejemplo) querrían que llegara al poder.

Por algo será.

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