OPINIÓN

Claramente empoderada

«Lo peor de la venganza, supongo, deben estar pasándola los niños»

Javier Fornell

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Si de algo se ha hablado esta semana ha sido del empoderamiento de Shakira frente a la infidelidad de su exmarido. O, lo que viene siendo lo mismo, la pataleta de la mujer despechada que se enfrenta a los cuernos matrimoniales de la peor forma posible. Eso sí, facturando. Y logrando que un gran número de feministas la conviertan en su Juana de Arcos particular, musicalmente hablando.

Se olvidan de que Shakira ha llegado a cosificar a su rival, comparándola con algo mundano, de andar por casa, como un reloj Casio (ella es el Rolex, por supuesto) o un simple utilitario frente al poderoso y sexy Ferrari. Si algo así hubiera sido escrito y cantado por un hombre, seguramente ya habría sido quemado en la plaza del pueblo por una turba enfurecida. Pero lo ha cantado una mujer, y lo ha hecho contra el todopoderoso Piqué: el futbolista multimillonario metido a empresario de éxito mundial. La mujer engañada contra el capitalismo más rancio.

Pero por el camino, Shakira ha ido dejando muertos: Clara Chia que ha pasado de ser una cuasi desconocida a la mayor humillada mundial (recordemos que el hit de la colombiana se ha convertido en la canción más escuchada del mundo en las plataformas digitales). Y todo por la venganza musical de una mujer que no ha sabido encajar que su amor se ha terminado; y que el amor es una cosa de dos. Cuando en una pareja, una sola ama, entonces no es amor, es obsesión.

Y esa obsesión le está suponiendo grandes réditos económicos a la antigua dupla Piqué-Shakira. De paso, también, se los está dando a las marcas implicadas en el mensaje de menosprecio hacia la nueva pareja del futbolista. Casio, que recibió la canción bajando en bolsa, ha sabido darle la vuelta con gracia y tirando de marketing digital hasta convertirlo en su mejor campaña publicitaria. Renault y Ferrari no lo necesitaron: inmediatamente sus acciones subieron, como la cuenta corriente de Shakira.

Tal es la situación que el empoderamiento / venganza de la cantante se ha convertido en un ejemplo más de la globalización económica y del poder de las redes sociales en la sociedad del siglo XXI. Una y otro han sabido utilizar la canción de Bizarrap para facturar en beneficio propio y conseguir que se siga hablando de ellos. Algo que en sus campos respectivos, y con Piqué promocionando su King League, es más que conveniente para la ex pareja.

Lo peor de la venganza, supongo, deben estar pasándola los niños. Su divorcio ha embarrado la imagen casi idílica que ofrecían hasta convertirse en un culebrón en el que se ha vomitado demasiada basura. Mientras Shakira factura empoderándose y Gerard Piqué saca beneficio propio, claramente quienes pierden son los hijos. Milán y Sasha, de 9 y 11 años respectivamente, son los únicos perdedores de esta historia. Cualquier psicólogo te dirá que atacar a tu expareja frente a sus hijos es maltrato psicológico. Shakira lo hace frente al mundo, pero no importa, ahora las mujeres facturan, aunque fracturen a sus hijos.

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