Sin acritud
La playita
Santa María del Mar son dos playas en una: famliar por la mañana, territorio hostil por las tardes con pandillas de niñatos -y niñatas- sin educación ni respeto por los demás ni por la autoridad
La playa de Santa María del Mar es la mejor de Cádiz. Habrá quien prefiera La Caleta, La Victoria o Cortadura. Respetable. Pero la mejor, por mucho que el Carnaval se vuelque en sus coplas con la playa viñera, es Santa María. Allí pasan el verano los vecinos de Bahía Blanca, de El Barrio y de parte de la Avenida. Conviviendo con un buen número de visitantes que disfrutan de las excelentes vistas al Campo del Sur, con el Castillo de San Sebastián al fondo. Ocurre que Santa María son dos playas en una.
Por las mañanas es familiar, tranquila. Y por la tarde se ha convertido en un territorio hostil por mor de las pandillas de adolescentes que la han tomado al asalto. Millones de hormonas revueltísimas que desfogan a base de pelotazos, gritos, risotadas estridentes, carreras por doquier y altavoces 'bluetooth' a todo lo que dan. Todo esto podríamos considerarlo normal si no fuera porque en ya demasiadas ocasiones viene acompañado de una mala educación y una actitud retadora que hace imposible la convivencia con todo aquel que tenga menos de 12 años o más de 30.
Esto no es nuevo. Viene ocurriendo desde hace unos años. Pero esta semana se ha visibilizado de manera palmaria en esos vídeos que nos han abochornado a todos. Varias decenas de niñatos -y sobre todo niñatas- enfrentándose a la Policía Local por impedirles jugar a la pelota. Las imágnes son vergonzosas. Gritos, empujones, lanzamiento de arena, tirones de pelo... Para mayor bochorno, una de las detenidas es la madre de una de las criaturas, de 45 años.
Desgraciadamente, es un reflejo de buena parte de la sociedad en la que vivimos. Niños consentidos, sin ningún respeto por la autoridad y alentados, para colmo, por sus propios padres. El Ayuntamiento ha anunciado que va a reforzar la vigilancia en la playa. Bien está. Pero siempre será insuficiente. La educación se aprende en casa y a partir de ahí ya puedes dejar que el niño -o la niña- vaya solo a la playa. A ver si los mayores podemos recuperar territorio y disfrutar de Santa María del Mar también en horario vespertino. Chungo lo veo.
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