SIN ACRITUD

Morir de éxito

El turismo ha tocado techo y es el momento de apostar por un nuevo modelo mucho más exigente, que cambie la masificación por la calidad

Todos los indicadores coinciden. Y las evidencias del día a día también. El turismo ha tocado techo y es hora de reinventarse. Durante los últimos años y merced al 'boom' de los vuelos y de los alojamientos de bajo coste, el viajar se ha socializado. Lo cual se ha traducido en masificación y por extensión, en una enorme cantidad de problemas. Muy serios. Tanto, que empiezan a superar a los beneficios, por lo que el 'negocio' está en riesgo de morir de éxito. La provincia de Cádiz es un ejemplo palmario. Durante prácticamente la mitad del año somos literalmente invadidos. Con las incomodidades que ello conlleva. No sólo para la población local, sino también para los propios visitantes, que pagan a precio de oro unos servicios en muchos casos bastante deficientes. Hoteles masificados, caravanas kilométricas, restaurantes donde es imposible reservar, playas sin apenas espacio para el disfrute... Con todo, el principal dilema es laboral. El sector turístico no ha sabido, o no ha querido, adaptar los salarios a los nuevos tiempos. La precariedad es la norma habitual, lo que genera un grave problema a la hora de encontrar mano de obra. Ocurre en numerosos destinos de costa, como Ibiza o Barcelona... donde el modelo es similar.

Sin embargo, Cádiz sí tiene la oportunidad de liderar ese cambio de modelo. De pasar de la cantidad a la calidad. Tenemos una 'marca' muy potente que aún sigue asociada a la tranquilidad, a la desconexión, al disfrute sin prisas, a la diversión controlada. Con esa idea vienen miles de turistas a nuestra costa cada año, aunque cada vez más comprueban de primera mano que no es oro todo lo que reluce. La buena noticia es que estamos a tiempo. El camino será largo y probablemente algunas medidas a tomar complicadas. Impopulares. Hay que ser mucho más exigentes con los alojamientos. Exigir unos estándares de calidad muy altos. Poner barreras, declarar la guerra al turismo de masas. Y quizá a partir de ahí logremos de verdad una sostenibilidad que redunde en beneficio de todos: gaditanos y visitantes.

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