Al fin, cordialidad

Tanto David de la Cruz como Óscar Torres son dos personas afables, respetuosas y de buen talante y junto al alcalde han devuelto la normalidad al Ayuntamiento de Cádiz

Ignacio Moreno Bustamante

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Políticamente, no puedo estar más alejado de David de la Cruz, portavoz de Adelante Izquierda Gaditana en el Ayuntamiento de Cádiz. Prácticamente no coincido en nada con ninguno de sus postulados a la hora de entender aquello que la RAE define, en su segunda acepción, como la «actividad de quienes rigen o aspiran a regir los asuntos públicos». Su convicción anticapitalista me parece trasnochada. Su empeño –o el de su partido– en abanderar de forma excluyente causas tan importantes como la violencia de género, la homosexualidad o los derechos sociales me parece un error. Y una injusticia. No sé por qué, en pleno siglo XXI, una persona que se defina como liberal o como conservador va a defender menos la igualdad de la mujer, o el ecologismo, que uno que se defina como comunista. Cosa distinta es la derecha radical, pero en esa definición sólo entra Vox. Tampoco comparto en absoluto la utilización que hacen de las instituciones públicas para expandir su mensaje. En fin, podría estar ocho años –lo que duran dos mandatos municipales– escribiendo sobre mis desacuerdos políticos con David de la Cruz. Así lo hice con su predecesor, del que jamás me cansaré de contar el enorme daño que ha hecho a Cádiz. A mí ciudad. A la suya. A la nuestra. A una ciudad a la que sumió en un abandono del que nos va a costar recuperarnos. Pero me da la sensación de que el actual portavoz de la formación de izquierdas no me lo va a poner tan fácil a la hora de criticarle. Lo cual es una pena, porque siempre genera mucho más debate la crítica que la alabanza. Tampoco me lo va a poner fácil en ese sentido el portavoz socialista, Óscar Torres, con el que también difiero en no pocos planteamientos políticos. Y no lo van a hacer porque ambos tienen una cosa en común. O más bien dos: son capaces de argumentar sus posturas con coherencia y son respetuosos con sus oponentes. Por eso ambos tienen el mayor de mis respetos como personas y como políticos. Ya saben. «Estoy en desacuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo».

Un ejemplo de ese señorío lo hemos vivido esta misma semana. El alcalde Bruno García citó a ambos para negociar la organización del Pleno. En esas reuniones se deciden, entre otras cosas, los sueldos del alcalde y los concejales, de los asesores, las partidas económicas destinadas a los grupos municipales... en fin, todo lo necesario para el normal y correcto funcionamiento político del Consistorio. Esos encuentros fueron más que cordiales, como no podía ser de otra forma entre tres personas educadas, afables en el trato y con buen talante. En realidad es así casi siempre en este tipo de reuniones 'privadas' entre políticos de distinto signo, donde reina el buen ambiente pese a lo que luego se dicen públicamente. Forma parte del juego y así lo entienden todos. Pero es que esta vez, además, tanto De la Cruz como Torres reconocieron, tras aprobarse oficialmente lo pactado, el hecho de que el actual alcalde les incluyera en dichas negociaciones, pues teniendo mayoría absoluta no le era necesario. Podría haber utilizado el 'rodillo' y no lo hizo. Como no parece que lo vaya a hacer en el futuro. La normalidad, la cordialidad, el espíritu constructivo, se han instalado en San Juan de Dios. Al menos en este inicio de la nueva etapa. Cordialidad, almíbar, talante, consenso... rezaban las crónicas del Pleno Municipal del viernes. Una excelente noticia para Cádiz y los gaditanos. Que han sido demasiados años instalados en el ruido. Añádale usted que la Policía Local vuelve a patrullar las playas, que se ha multiplicado de forma notable la limpieza y el baldeo de las calles, que esta misma semana se empiezan a asfaltar algunas vías en estado deplorable y que el Jefe del Estado vuelve a presidir el despacho de Alcaldía. Que sí, que esto último no deja de ser simbólico, pero tiene su importancia. Por fin parece que tenemos un Gobierno y una oposición presentables. Un debate político con un mínimo de altura. Que dure. Nosotros seguiremos aquí para contarlo. Y para criticarlo cuando haga falta. Que ya sabe que es mucho más entretenido dar cera que palmaditas en la espalda.

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