Carné de gaditano

Cádiz es una ciudad de gente inteligente, que está harta de palabrería, de ser engañada, y que necesita una buena gestión

Ignacio Moreno Bustamante

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Teresa Rodríguez–Rubio nació en Rota en 1981. En 2009 se presentó a alcaldesa de Cádiz. En 2018 al Parlamento Andaluz por Málaga. Y en 2023 critica en sus redes sociales que el PP elija un candidato nacido en Jerez para la alcaldía de Cádiz. Hasta ahí, resumida en tres frases, la trayectoria política e intelectual de la que hoy es profesora del Instituto Manuel de Falla en Puerto Real. Un continuo meter la pata. Un continuo emponzoñar. Un empeño enfermizo en dividir y sembrar odio por parte de los que viven instalados en el rencor. Izquierda Anticapitalista, Podemos, Izquierda Unida, Adelante Andalucía. A todas estas formaciones ha pertenecido y bajo todas esas siglas lleva más de tres lustros dando presuntas lecciones de ética, de moral, de buenismo. O lo que es lo mismo. Decidiendo quién es digno de ocupar según qué cargos. De ejercer según qué responsabilidades políticas. Ella y todos ellos. La fórmula más antigua que existe para que una sociedad no avance es la de «divide y vencerás». Vencerás tú, pero hundirás en la miseria a los que dices defender.

Menos mal que, pese a todo, la ciudad de Cádiz es mucho más inteligente que todo eso. Otra máxima: «Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo». Y Cádiz no se va a dejar engañar mucho tiempo más. En la vida, una de las mayores muestras de inteligencia es el sentido del humor. Y aquí sale a borbotones. Mucho antes de que Teresa Rodríguez–Rubio repartiera carnés de gaditano ya lo hizo el genial cuartetero Manuel Morera. «¡Tú no eres de Cádiz!» parodiaba desde de las tablas del Falla, que por cierto al fin anoche recuperó su esencia volviendo a celebrarse en su fecha. Haber nacido en el barrio de La Viña no es garantía de nada. Ni siquiera de ser un buen chirigotero, aunque de allí hayan salido verdaderos genios de las coplas. Imagínese, pues, para ocupar el puesto de mayor responsabilidad de la ciudad, el de alcalde. Una ciudad que lo que de verdad necesita es una buena gestión que la saque de la miseria en la que vive instalada desde hace demasiado tiempo. A esta ciudad le importa muy poco que su primer edil haya nacido en el antiguo hospital de Mora viñero o en la clínica Carlos Rubio en pleno corazón de Bahía Blanca. Ni siquiera le importa si es oriundo de Rota, de Jerez, de Santander o de Rotterdam. Lo que le interesa es que sea una persona capaz, con buenas ideas, con capacidad demostrada de gestión, con sensibilidad social. Y que, además, se rodee de un equipo tan o más capaz que él. Esa será la base del futuro. Esta ciudad está harta de discursos agresivos, de incoherencias. De un alcalde que hace bandera de lo público, al que se le llena la boca esparciendo ideología trasnochada sobre la lucha de clases, mientras se fotografía volviendo de Fitur en su asiento de clase Preferente en el AVE. Que se desplaza de San Juan de Dios al Oratorio de San Felipe en coche oficial con el mismo desparpajo con el que falsea los datos de ayudas a la vivienda pública o de los comedores escolares.

A esta ciudad le sobra palabrería y le falta gestión. Así que bienvenido será el cambio el proximo 28 de mayo, sea cual sea. Porque en realidad no todos los refranes o las frases populares son verdades absolutas. Y en este caso, aquella de «más vale malo conocido que bueno por conocer» es complicado que se cumpla. Porque peor es realmente difícil.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación