SIN ACRITUD

Desnudos, playas, carnaval y censura

El fondo de los asuntos que deberían importarnos nunca entran en un titular, cada día hay más gente con menos criterio por culpa de demasiados 'medios' y políticos mediocres

Pues ya lo sabe. No diga que no está avisado. Los hechos ya están consumados. Si este verano decide usted ir a la playa de Cortadura pueden ocurrirle dos cosas. La primera, nada más llegar, es que disfrutará de un amplio catálogo de órganos ... reproductores, tanto masculinos como femeninos. Genitales colgando en una oda al naturismo. La libertad de un nudista debería acabar justo en el punto hasta el que alcanza la vista de los que no lo son. Pero han ganado la batalla. De El Chato hacia Torregorda, todo el que quiera puede disfrutar del sol en pelota picada. A estas alturas no nos vamos a poner mojigatos. Cualquier playa de España es un catálogo de pechos y nalgas al aire. Bien está. Allá cada cual. Hasta ahora apenas aguantaba el tirón un mínimo triángulo de tela por delante. También ha sido vencido. Viva la libertad y el amor propio de los que presumen de cuerpo. Sea como sea el cuerpo. Lo otro que le puede ocurrir es que un perro defeque en su toalla mientras disfruta usted de un baño. Los últimos 700 metros de playa antes de llegar a Torregorda, para los canes. Más o menos donde usted iba tranquilamente con los niños a mariscar con marea baja. Para los perros. Que obviamente no son el problema, sino sus dueños. Pero esa es otra historia. Una historia de falta de educación y de conciencia cívica traducida en una ciudad insalubre, llena de manchas de orín en cada esquina, en cada farola.

Decía que le puede a usted tocar una deposición canina grande, una mierda –perdón por la expresión– del tamaño de las notas de prensa enviadas el viernes tanto por el PSOE como por Izquierda Unida tituladas «El PP censura el Carnaval de Cádiz». Un texto que circulaba por todos los grupos de Whatsapp denunciando la decisión de Canal Sur Radio de transmitir el concurso del Falla únicamente a través de su emisora de Cádiz y no hacerlo para toda Andalucía. Es una obviedad señalar que en pleno año 2024, cuando ya nos hemos comido casi un cuarto del siglo XXI, existen mil y una formas de seguir el Carnaval de Cádiz en vivo y en directo desde cualquier parte del mundo. Internet se llama el invento. No ya desde Sevilla, Jaén o Almería, sino desde Pekín, Sidney o, como diría el cuarteto, el 'Torontoentero'. De hecho, hacerlo a través de las ondas hertzianas es la más obsoleta de ellas. A punto estuve de llamar al director de Canal Sur Radio personalmente para preguntarle el motivo de la decisión, pero hubiese sido seguirle el juego a una parte de la política que únicamente puede tratar de ocultar su mediocridad creando polémicas estériles. Fíjese que ni siquiera la crítica va dirigida a la radio pública, sino al Partido Popular, con la intención, imagino, de perjudicar al presidente de la Junta y de paso al alcalde de Cádiz. Que bastante tiene de momento con el pasodoble de Martínez Ares y con la decisión de dejar que la gente se pasee en pelotas por la playa de Cortadura. Pero ya digo que hay quien compra este tipo de motos, sobre todo entre la gente joven, a la que le llega el asunto a través de su móvil y se piensa que ya no hay concurso, porque se queda únicamente en el titular del portal digital de turno, siempre atento y a la caza de 'clickbaits'. Ese debería ser el fondo del asunto. La falta de criterio de demasiada gente, fundamentalmente los jóvenes, por culpa de presuntos medios de comunicación y de políticos de medio pelo. Pero el fondo de los asuntos que deberían importarnos nunca aparece en los titulares. Ni siquiera en el de este artículo. Solo importa hacer ruido.

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