COAC 2023

Tras el Congreso de la Lengua

Por eso cabe reflexionar sobre la huella que dejará en la propia ciudad una vez los académicos hayan regresado a sus países

Felicidad Rodríguez

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e acercan las fechas de celebración del Congreso Internacional de la Lengua; apenas dos meses nos separan de esa semana, a caballo entre los últimos coletazos del carnaval y el inicio de la Semana Santa, en la que los académicos de un lado y otro del Atlántico se han dado cita para acudir a nuestra ciudad. Esta será la ocasión en la que, posiblemente, Mario Vargas Llosa, en su calidad de miembro de la Real Academia Española, haga su segunda visita a Cádiz. La primera fue en el 2014 cuando acudió a recibir el Premio Iberoamericano Libertad Cortes de Cádiz. Miren si ha pasado tiempo de eso que vino con Patricia; Isabel ni estaba ni se la esperaba.

Y antes del Premio Nobel, acudieron para recibir el mismo galardón personajes como el expresidente de Uruguay, José Mújica, que aprovechó para agradecer a la capital gaditana el legado cultural que fuera origen de la murga uruguaya, o Luiz Inácio Lula da Silva, el flamante nuevo presidente de Brasil. La última semana de marzo será, sin duda, una semana intensa en nuestra ciudad; al programa académico oficial se sumarán otras muchas actividades que harán de Cádiz el epicentro del mundo hispano en torno a esa lengua, el español, hablado, con sus ricos y variados matices, gaditano incluido, por cerca de 500 millones de personas. Seguro que, entre las sesiones organizadas por la RAE y ASALE y las programadas por el Ayuntamiento, la APC y el resto de colaboradores, el encuentro será un éxito, tanto académico como popular y que, durante los días 27 al 30 de marzo, Cádiz se vestirá de gala para exhibirse al mundo. La cuestión es que pasará una vez termine el Congreso.

Al margen de que todas las Academias hispanoamericanas de la lengua acuerden incorporar palabras de origen y amplio uso gaditano al Diccionario y de que Cádiz pueda estar presente en la próxima edición allá donde se celebre, es difícil que el Congreso pueda repetirse en nuestra ciudad; al fin y al cabo, los españoles representamos una proporción muy pequeña entre los hispanoparlantes y, como recordaba el Director del Cervantes, los Congresos de la Lengua deben dar cabida a todo ese mundo hispano.

Por eso cabe reflexionar sobre la huella que dejará en la propia ciudad una vez los académicos hayan regresado a sus países. Es inevitable recordar la conmemoración del Bicentenario de 1812 que acogió incluso una Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno. Comentaba antes las visitas de Vargas Llosa, Mújica o Lula da Silva para recoger los Premios creados a torno a esa celebración. No fueron los únicos visitantes y galardonados ilustres que, año tras año, ponían a Cádiz ante los focos al recibir unos Premios que contaron con la presencia del presidente del Congreso, del Senado o del Secretario General Iberoamericano; la web de la SEGIB, en su sesión de noticias históricas aún hace referencia a ellos.

El Premio Iberoamericano a la Libertad, que el año 2015 quedó desierto lo que ya es extraño, pero también a la Igualdad, a la Música, a la Investigación Científica, a la Cirugía, a la Botánica, a los jóvenes emprendedores y a un largo etcétera de áreas. En el 2016 los Premios desaparecieron y nunca más se supo de ellos. Esperemos que esta vez, si algo surge a raíz del Congreso, no se repita la historia.

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