Opinión

Medicina sin médicos

La Sociedad Española de Medicina de Familia ha señalado que se necesitan más de 5.000 especialistas para alcanzar la media de la UE

Felicidad Rodríguez

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De unos años para acá el término «profesional sanitario» viene sustituyendo al de las distintas profesiones que tienen que ver con la salud, ofreciéndose una idea distorsionada de la realidad de cada una de ellas, cuando no de intercambiabilidad. Como, evidentemente, las funciones, responsabilidades y necesidades no son las mismas para farmacéuticos, enfermeros, veterinarios, técnicos sanitarios, fisioterapeutas, psicólogos y una larga lista de titulaciones con potenciales desempeños en salud, igual que son distintas las necesidades de la población con respecto a esos diferentes ámbitos, cabe preguntarse cuál es la realidad de cada una de ellas.

Por varias razones me referiré en estas líneas al caso de los médicos. Aunque parezca exagerado, cabe hacerse dos preguntas. La primera: ¿es posible aprender Medicina sin médicos? La segunda: ¿es posible ejercer funciones propias de la Medicina sin ser médico? La respuesta de algunos para ambas es sí.

Los profesores médicos ya son hoy minoritarios en las facultades y, si nos atenemos al perfil de los ocupan plazas de promoción, el médico profesor será, en pocos años, una figura simbólica. Al mismo tiempo, en las asignaturas asistenciales, las posibilidades de un médico de convertirse en titular o catedrático cada vez son más exiguas ya que la asistencia clínica apenas tiene valor en los criterios de las pruebas para lograrlo. Afortunadamente, los estudiantes tienen la guía, prácticamente voluntaria, de los facultativos de los hospitales y centros de salud, al menos hasta que las jubilaciones y la presión asistencial no lo impidan.

Porque esa es otra. Miles de jubilaciones en estos próximos años sin que el ritmo de producción de MIRes sea capaz de suplir las cifras que se avecinan. Durante la pandemia se llegó a plantear la reincorporación de jubilados o la contratación de graduados sin especialidad. Cabe recordar que para ejercer en la sanidad pública hay que haber superado los 10-11 años de formación; no basta con la mitad de la carrera de los egresados de las facultades.

La Sociedad Española de Medicina de Familia ha señalado que se necesitan más de 5.000 especialistas para alcanzar la media de la UE, y eso sin contar con los que renuncian a formarse en esta especialidad por la situación en la que se encuentra. La respuesta fácil es aumentar el número de estudiantes en las Facultades.

Claro que, si tenemos en cuenta que en la convocatoria del 2022 para formarse como especialista MIR, las plazas ofertadas fueron 8.188 y los candidatos a ellas, egresados de las facultades, fueron 13.509, pues parece obvio que se aumentarán las candidaturas sin que ello implique la producción de especialistas médicos que puedan sustituir a los actuales profesionales de la sanidad pública. A falta de una política estratégica sanitaria a mediano o largo plazo, ya se está planteando que responsabilidades del médico sean asumidas por otras profesiones diferentes.

No es de extrañar pues esa impresión de intercambiabilidad a la que hacía referencia al principio y, mucho me temo, que la respuesta positiva a las dos preguntas que planteaba sea ya una realidad.

Porque todo parece indicar que es posible aprender medicina sin médicos y ejercer funciones de médico sin serlo.

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