opinión

Los cuidados paliativos

«Tratar que esos momentos finales transcurran con el menor dolor y sufrimiento posible ya sea físico, psíquico, emocional o trascendental»

Felicidad Rodríguez

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Todos los años, y este no ha sido una excepción, el segundo sábado de octubre es la jornada elegida como Día Mundial de los Cuidados Paliativos. Podríamos hablar de celebración si no fuera porque la mitad de los enfermos terminales de todo el mundo no los reciben o porque las tres cuartas partes de ellos fallecen con algún tipo de dolor o sufrimiento. Incluso en países avanzados como el nuestro no todas las personas tienen la posibilidad de acceder a los cuidados paliativos que necesitan, y ello a pesar de tratarse de un derecho esencial como recuerda la OMS.

La pasada semana, el Colegio de Médicos, con la colaboración de la Facultad de Medicina y de la Escuela de Salus Infirmorum, organizó una mesa informativa en la calle Ancha para trasladar a la sociedad el significado de los cuidados paliativos, así como resaltar la importancia de ofrecer una atención sanitaria, también integral, psicológica, emocional, espiritual -que trasciende a las creencias o no creencias de cada uno – al paciente en los momentos finales de su vida. También a las familias que muchas veces se ven vulnerables y desasistidas en estas circunstancias. Los cuidados paliativos ofrecen la atención médica y sociosanitaria a aquellas personas para los que ya no es posible curar la enfermedad.

En Medicina hay tres niveles de actuación, la medicina preventiva, la medicina curativa y la medicina paliativa y, en este último caso, aunque ya no se pueda curar, aunque ya no se pueda alargar la vida, si que cabe ensancharla, tratar que esos momentos finales transcurran con el menor dolor y sufrimiento posible ya sea físico, psíquico, emocional o trascendental. Cada año la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor establece un lema para el día. Esta vez ha sido «sanando corazones y comunidades»; el año pasado, «no dejar a nadie atrás: equidad en el acceso a los cuidados paliativos».

Porque aun cuando existen unidades de cuidados paliativos en los hospitales y en atención domiciliaria, las necesidades de ellos superan con mucho a los recursos disponibles. Y es que tener unos cuidados paliativos de calidad, adecuados para las necesidades de esos pacientes en su integridad, y de sus familias, son caros y necesitan recursos materiales y, sobre todo, de recursos humanos bien preparados. Pero es que la Medicina es cara, ya sea preventiva, curativa o paliativa. Desde hace tiempo viene reclamándose una Ley de Cuidados Paliativos, con la dotación suficiente, que no acaba de aparecer, por lo que el decálogo que hace años elaboró la Organización Médica Colegial de nuestro país, para que las autoridades garanticen la adecuada atención a los enfermos en situación avanzada o terminal, sigue teniendo plena vigencia en sus aspiraciones. Un decálogo que aborda la planificación, la organización, la coordinación, los recursos, la formación de profesionales, un área de capacitación específica de los especialistas, y la necesidad de esa Ley para asegurar el acceso y la equidad en todo el país a los cuidados paliativos, una ley esperada que no llega.

La Organización Mundial de la Salud ya ha dicho «la voluntad política es un elemento decisivo para garantizar la adecuada atención a las personas al final de la vida». Habrá que seguir esperando.

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